Espero que en el futuro, cuando se relaten las historias de la pandemia, alguien hable también de las emociones apretadas que nos inundan sin que acabemos de entenderlas del todo. Ya todos vamos teniendo duelos o miedos cercanos que van creciendo con las horas o los días. El tamaño de esos dolores no se mide en los cuadros de estadísticas que revelan los reportes oficiales, porque hay dos maneras de entender la emergencia que vivimos: hablar de los millones de contagios y muertos en el mundo o ver de cerca la tragedia sin fondo de cada familia que se quiebra por la pérdida de un ser querido víctima del virus. De las cifras hablamos todos los días; de las desdichas individuales, menos, porque cuando es de tantos el problema se pierden los contornos de las historias que se viven en privado.
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El positivo más negativo
28 de enero de 2021 - 03:00 a. m.