En Palacio estamos en modo Navidá y no queremos molestar al presidente Duque con asuntos maluquitos, por eso cuando llaman de la isla Providencia les decimos que se oye cortao.
Hoy Ivancho nos pidió al desayuno natilla, buñuelos, hojuelas, dulce de arroz... pero le dijimos que nanay cucas, que la opinión pública lo está viendo muy mafafo, como si lo estuvieran cebando pa diciembre.
Pero Ivancito seguía ranchao y nos armó pataleta: que le sirviéramos, que si un presidente no puede jartar lo que le dé la berraca gana, que entonces ¿el poder para qué?
Tola le cambió de tema: Oites Iván, por ai oímos que dijites quizque vos no sos de derecha sino de “estremo centro”... ¿y eso con qué se come, vos? Barajánola despacio, ole.
Ivancito briegó a esplicanos didáticamente su ideología y cogió tres arepas de las redondas: Miren tías lo sencillo —dijo poniendo las arepas en fila—, este es Uribe, este Fajardo y este Petro.
Yo no quepo en ninguna de las tres categorías —siguió Iván y agarró una arepa de la parrilla y la puso apartada de las otras tres—. Vean tías, la pongo perpendicular a la de la mitá, y yo soy esta cuarta arepa: o sea, al centro pero lejitos.
Tola y yo nos quedamos turulatas, en modo loading, viendo un chispero, entonces Duquito nos esplicó: un ejemplo por ejemplo es mi posición política sobre la marihuana.
La arepa de la derecha —siguió Iván mientras traía el ogao—, o sea mi apá Uribe, persigue la mariguana y los mariguaneros. La arepa de la izquierda, o sea Petro, la permite y hasta la fuma.
La arepa de centro, Fajardo, la tolera pero con peros: venta controlada por el Gobierno y pagando impuestos, no fumar en espacio público ni áreas comunes, no guardar “chicharras” en cajas de fósforos y campañas educativas para no exagerar su consumo.
Y la arepa del extremo centro, o sea yo, cojo todas las arepas, las rajo de modo que asome su masa blanca y humeante, les aviento ogao y una tajada de quesito... y me envicio.
Tola y yo le queríamos preguntar si al estremo centro ese le gustan las trizas de Paloma, pero en esas le dentró una llamada de Providencia y contestó todo atarugao: ¿Aló? No se oye bien... súbase a un árbol a ver si se coge mejor... ¿no quedaron árboles?
Entonces nos arrecordamos que teníamos que salir pa los cerros por un chamizo pal árbol de Navidá, pero en la puerta nos topamos con la vice Martica y la saludamos: Marteja, nos tenés perfudicadas... ¿por qué no volvites a decir disparates?
Nos contó que no ve la hora de renunciar pa lanzase a la Presidencia, que gracias al contralor ya salió Fajardo, calienta Tomasito en la derecha, Petro en la izquierda y que entonces quedó libre el centro pa ella solita.
Le dijimos que nos preocupa mucho que el contralor o el fiscal o la procuradora saquen a Petro del rin y que la campaña se vuelva aburridora, pero nos dijo: Ni riesgos tías, el uribismo sin Petro es como una arepa sin ogao.
Cuando volvimos a la Casa de Nari con el chamizo, Ivancito le estaba esplicando lo de las cuatro arepas a la Virgen de Chiquinquirá.
Grafitis: Joe Biden pidió el recuento de los muertos por COVID-19 en Estados Unidos.
Ñapa: Entonces Vicky consigue políticos y lagartos que escriban gratis en Semana. ¡Me le quito el sombrero!
Ñapita: Salió el bello libro Historia de la caricatura en Colombia de la maestra Beatriz González. Lo malo: no aparece el gran Elkin Obregón. Lo bueno: a él le importa una arepa.