Hace solo una década la descontaminación del río Bogotá se veía como una tarea imposible. Parecía una locura que un río que según la CAR ha recibido más de ocho millones de toneladas de basura, con niveles de oxígeno disuelto cercanos a cero y altas concentraciones de DBO5, SST y coliformes fecales, pudiera renacer de las cenizas. Sin embargo, en los últimos años se viene implementando un proceso de descontaminación diseñado sobre modelos aplicados en ríos emblemáticos como el Támesis, el Sena o el Han, que hoy son lugar de encuentro de miles de personas y especies naturales.
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