El retorno de las Auc

Daniel Pacheco
04 de febrero de 2020 - 05:00 a. m.

Estuve ahí hace cinco años cuando la juez del Distrito de Columbia Ellen Huvelle condenó a Salvatore Mancuso a 15 años, diez meses de prisión por traficar cocaína. Mancuso llevaba preso desde 2008 en Estados Unidos, tras ser extraditado con 12 jefes paramilitares más. Cuando vuelva a Colombia en marzo, habría cumplido poco más de una década encerrado afuera de Colombia.

La condena fue un martes de verano en Washington, DC. Todo el proceso de Mancuso se había demorado mucho. Don Berna, el Tuso, Vanoy y Macaco ya habían sido condenados hacía años. Cuando finalmente ocurrió lo de Mancuso era un hecho “histórico” para los titulares, pero el asunto fue en realidad un trámite sin mucha emoción. Una lectura rápida, un público escaso, un condenado cansado en un uniforme penitenciario. Hubo algo aburrido y burocrático en la decisión final de la justicia de Estados Unidos sobre el paramilitar vivo más importante de las Auc.

Solo después de la sentencia, el abogado de Mancuso, Manny Retureta, un penalista cubano americano que ha defendido a varios narcos y “paras” colombianos en sus negociaciones con el Departamento de Justicia, dejó salir una sonrisa de satisfacción. Fue una negociación que duró más de cinco años, y esa tarde caliente Retureta parecía aliviado de poder empezar a olvidar el caso del Mono Mancuso.

Como todos los paramilitares extraditados, Mancuso negoció con la Fiscalía gringa. Nunca hubo juicio. Aceptó la culpa, entregó millones de dólares y delató para la DEA. “A través de su posición de liderazgo en las Auc”, decía el comunicado de la Fiscalía estadounidense, “Salvatore Mancuso-Gómez dirigió la manufactura y el envío de más de 100.000 kilogramos de cocaína a Estados Unidos y otros lugares”.

Los edificios de la justicia estadounidense son imponentes. El salón donde presidía la juez Huvelle tiene techos altísimos, tapete, bancas, escudos y banderas impecables. A pesar de toda esa majestad, de lo pequeño y pobre que se veía este señor calvo de Montería, la justicia que ahí se impartió se sintió insuficiente. Mancuso era probablemente la persona con más sangre en las manos en haber pasado jamás por esa Corte. En Colombia había ordenado decenas de masacres, asesinatos selectivos y desplazamientos. Miles de personas fueron asesinadas por hombres bajo su mando, cientos de ellas luego de ser torturadas. Pero ese día lo único que se contaron fueron años y kilos de cocaína.

Muchos kilos y al final pocos años. Don Berna fue condenado a casi el doble de tiempo de cárcel. Mancuso, con buen comportamiento, sin antecedentes previos en Estados Unidos, tendría que pagar dos tercios de los 15 años. Por eso, según parece, estará aquí en marzo de 2020. A su llegada, según ha decidido la justicia colombiana, Mancuso volverá a la cárcel, mientras vemos qué decide la JEP.

Pronto el regreso de Estados Unidos le tocará también a Jorge 40. Gordolindo y Macaco ya volvieron, están de regreso hace varios meses. Aunque han pasado casi 15 años desde su desmovilización, alrededor de las Auc parece haber aún un vacío enorme de justicia, si bien hay miles de confesiones, y varias sentencias, incluyendo las de Mancuso.

Cuando Mancuso regrese, verá además cómo en su país se sigue elevando con heroísmo la autodefensa. Ahora a través del caso de un médico que mató con una pistola a los tres hombres que lo querían robar en un puente peatonal. Quizá llegar a su país haga que Mancuso se sienta menos arrepentido de lo que se veía en esa corte gringa en el verano de 2015.

@danielpacheco

 

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