El saber al alcance de sus manos

Antieditorial
16 de abril de 2018 - 02:00 a. m.

Por María de los Ángeles 

Las bases de datos de universidades en el mundo que están al alcance de sus manos hacen que las redes sociales y los sitios web sean tachados como los principales generadores de “desinformación”. Esto va ligado a lo que quiere realmente consumir la persona que hace parte de ella. Los contenidos que rigen al mundo de la internet son los que en realidad hacen que las personas estén informadas o desinformadas.

Si las personas fuesen curiosas por los contenidos que importan de verdad, como la política, como lo que está sucediendo en el mundo, no estaríamos teniendo tanta desinformación y tanto morbo por lo malo y lo que va en contra de las leyes y lo correcto. Si, además de esto, la persona no está interesada por lo que realmente ofrece el mundo digital a nivel de conocimientos, no se les puede echar la culpa a las redes sociales de generar falsas noticias, si a las mismas personas eso es lo que le gusta y lo que “consumen”: estar en un constante engaño y en una constante discusión con el otro sin siquiera haberlo escuchado.

Pongo el mismo ejemplo del castrochavismo de las cadenas de WhatsApp. Las personas creen en esto y sólo se dedican a difundir sin pensar en las personas a las que están afectando o difamando por no tener unos mismos ideales. Por el contrario, si las personas están realmente informadas, crean lazos de afinidad e interés con otras personas y, además de eso, individuos más escuchados, ya que parten de un punto de vista de información.

Las redes sociales de mensajería instantánea son tachadas de no mandar una buena información y generar más desinformación, pero si las personas tragan todo entero, sin ninguna curiosidad de ir más allá e indagar, esto nunca va a cambiar. Ahora para ellos es más importante que los youtubers los entretengan mediante el mensaje que transmiten. Prefieren a alguien que ofrezca un contenido arduo de groserías, bebiendo o fumando, que a influenciadores con el potencial de mostrar un mundo distinto, ya que son conscientes de que muchos adultos y niños los ven, y tratan de generar en ellos la chispa o semilla de la curiosidad, con la intención de que los investiguen y que de una manera u otra sean capaces de hacer una elección de manera crítica, con argumentos.

Pero tristemente no somos así. La sociedad les presta más atención a las narconovelas, a la banalidad de discriminar por la forma de vestir, las peleas y los descontentos. A la gente le gusta estar polarizada, estar cegada por un sentimiento y no por una razón.

Debemos entender al otro, y esto va desde la misma educación y la forma en que el núcleo familiar les explica y enseña a las nuevas generaciones a tener un sentido más crítico e investigativo de lo que realmente importa. (No quiero decir que esto sea malo, sino que desde allí los niños y las personas crean un chip o un pensamiento de vida fácil que quieren vivir todos).

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