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El sedentarismo, ¿más grave que el sobrepeso?

Columnista invitado EE
18 de enero de 2015 - 02:00 a. m.

Recientemente han sido publicados varios trabajos provenientes de los más acreditados centros de investigación en el mundo que demuestran, una vez más, que la pandemia de sedentarismo es aun tan preocupante o más que el fenómeno de sobrepeso y obesidad.

Al observar el evidente aumento de las enfermedades crónicas, en su gran mayoría asociadas a la coexistencia de sobrepeso, sedentarismo, hipertensión y trastornos metabólicos como niveles elevados de colesterol, triglicéridos y glicemia, resulta difícil discriminar cuáles son realmente los factores de riesgo de mayor prioridad.
El conocido “síndrome metabólico”, “síndrome x” o “cuarteto de la muerte” ha permitido agrupar estas alteraciones cardiovasculares y metabólicas que aumentan el riesgo de diabetes tipo dos, así como el riesgo de padecer eventos graves como infartos o accidentes cerebrovasculares. Todo este “combo” o “paquete de riesgo” se ha relacionado fundamentalmente con el sobrepeso, en especial con el acúmulo de grasa abdominal.
Sin embargo, muchos estudios han podido demostrar que algunos individuos con el mismo grado de sobrepeso y grasa abdominal pueden tener menor riesgo de eventos cardiovasculares y diabetes, gracias a sus buenos niveles de actividad física. Más aún, individuos delgados aparentemente sanos pueden tener hasta el doble de riesgo de morir que personas con sobrepeso, pero con muy buena actividad y condición física.
Aunque lo usual es que las personas delgadas sean más activas que las personas con sobrepeso, esta asociación no es constante, pues no incluye la gran variabilidad en la ingesta calórica diaria. Podemos engordarnos con 1.500 kcal, si tan solo gastamos 1.400, o podemos bajar de peso comiendo 3.000 kcal si gastamos 3.100 cada día.
Pero la aclaración más importante para la salud pública es que el centro y la prioridad de los esfuerzos en salud, para la prevención de enfermedades crónicas, debe ser el aumento, por todos los medios, de los niveles de actividad y condición física de la población. El balance costo/beneficio de esta intervención ha demostrado que por cada dólar invertido en promoción de actividad física en el mundo, se pueden recuperar hasta tres dólares en salud.
El sobrepeso es una de las muchas consecuencias del sedentarismo, pero no la única ni la más importante. El sedentarismo altera todo el funcionamiento del cuerpo, la regulación neuroendocrina, los sistemas cardiopulmonar y musculoesquelético. A los pocos días de estar inactivos aparecen la resistencia a la insulina, la atrofia neuro-muscular y el deterioro en la circulación arterial, capilar y venosa, así como la función inmunológica. Es hora de reorientar nuestros esfuerzos hacia la prevención de los verdaderos factores de riesgo para enfermedades crónicas.

 

*John Duperly, Especialista en Medicina Interna y Doctorado en Medicina del Deporte.
 

 

 

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