El triángulo naranja

Augusto Trujillo Muñoz
22 de febrero de 2019 - 05:00 a. m.

Honda, Mariquita y Ambalema conforman un verdadero triángulo naranja, en la más auténtica región naranja del país que, a mi juicio, es el Tolima. Sus gentes registran una vocación secular representada en las artes, las letras, la cultura. Esa es una constante histórica que sus gentes pueden convertir hoy en desarrollo económico y social.

En el sitio que ocupa Honda fue descubierto en 1539 un asentamiento indígena. Con el tiempo se convirtió en una villa eje de la actividad colonial: era el puerto interno del Nuevo Reino de Granada. Cuando en 1781 se produjo la insurrección comunera, el visitador regente, don Juan Gutiérrez de Piñeres, ordenó despachar tropas hacia la villa: “Honda debe ser defendida a toda costa, porque es la garganta del reino”. En 1959 el expresidente Alfonso López, en célebre discurso pronunciado en la Universidad Nacional de Colombia, definió a la ciudad que le vio nacer desde una perspectiva cultural: “En Honda, un emporio comercial con una tradición secular, se abrieron mis ojos asombrados a la inmensa realidad de nuestra patria mulata, mestiza y tropical”.

Mariquita nació en 1551 y en ella encontró albergue el adelantado Gonzalo Jiménez de Quesada. Hacia 1780 fue elegida como epicentro de investigaciones de la Real Expedición Botánica y allí vivió el sabio Mutis, cerca de una década, estudiando su botánica. Descubrió especies que enriquecieron la ciencia universal y mantuvo correspondencia con el científico Carlos Linneo, padre de la taxonomía. El bosque de Mariquita tiene un valor gigantesco. Por desgracia, después de la Independencia fue dejado a su suerte por los gobiernos republicanos. Hoy quiere recuperarlo la Fundación Segunda Expedición Botánica, creada en 1983 por el presidente Belisario Betancur.

Ambalema fue fundada en 1627. Su suelo vio llegar grupos de colonos blancos, cuya presencia generó un proceso dinámico de mestizaje que hizo descender sensiblemente la población indígena. Hacia 1760 ya se encuentran en Ambalema cultivos de quina, que Mutis había estudiado en Mariquita, y de tabaco, que habían traído de otras provincias campesinos libres, ahora avecindados en Ambalema porque el río Magdalena facilitaba su comercialización. Ambalema se convirtió en gran centro exportador durante tres o cuatro lustros y en su arquitectura hay suficiente muestra de ello.

El columnista de El Nuevo Día Guillermo Pérez Flórez escribió que el Triángulo Naranja se ubica “sobre un inmenso tesoro histórico y cultural que no se está explotando, y que podría ser el motor de su reactivación económica”. En el siglo XX el Tolima presionó por la construcción del triángulo del sur, con el propósito de ampliar la frontera de su vocación agrícola. Ahora tiene en este triángulo del norte la opción de desarrollar sus grandes activos inmateriales. Hacia allá deben mirar los gobiernos.

Honda, Mariquita y Ambalema tienen planes especiales de manejo y protección de sus riquezas históricas, cuentan con buen desarrollo digital y en cada una trabaja un dinámico Centro de Historia. Las letras, las artes, la cultura, el turismo, son su patrimonio. Con una vía decente entre Villeta y Honda, con un manejo del aeropuerto de Mariquita con criterio empresarial y con los avances de la tecnología de la información en toda el área de influencia, el Triángulo Naranja puede convertir la grandeza de su pasado en la esperanza cierta de su porvenir.

@Inefable1

* Exsenador, profesor universitario.

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