“Empleo de emergencia ya”

El desempleo es la prioridad macroeconómica del país. Al problema de tasas de desempleo sistemáticamente superiores al 10%, la crisis le está sumando la pérdida de 2,4 millones de puestos de trabajo. Son 4 millones los desempleados hoy en Colombia. La tasa de desempleo nacional es 17%, y supera el 20% en 20 de 23 ciudades y áreas metropolitanas.

Con este panorama se anticipan efectos persistentes: más pobreza, más desigualdad y la destrucción del capital humano y social del país. Recordemos, además, que los jóvenes, grupo severamente afectado, enfrentan una tasa de desempleo de 28%, y sufren a la vez las consecuencias de las inequidades y la deserción educativa. No es exagerado decir que se están minando las capacidades productivas y de transformación social de largo plazo de la nación.

La gente necesita soluciones y oportunidades concretas para reconstruir la confianza nacional. Atender ese desafío es el objetivo del programa “Empleo de emergencia ya” de Sergio Fajardo.

El núcleo del programa es la implementación de 10.000 proyectos de empleo de emergencia, de alta intensidad laboral y con alto impacto comunitario y local, para crear 1,4 millones de empleos.

Los proyectos tienen la prioridad de vincular laboralmente a mujeres, jóvenes y mano de obra no calificada. Son diseñados a través del mecanismo de presupuesto participativo, que permite que las comunidades tengan un papel activo en la formulación, ejecución y seguimiento de las iniciativas. La implementación de los proyectos articula instituciones nacionales, departamentales y municipales, y cuenta con instrumentos de transparencia en el uso de los recursos públicos.

Algunos ejemplos de la actividades y sectores en los que se enmarcan los proyectos son: servicios de salud pública; construcción y mantenimiento de escuelas, centros de salud, espacios públicos, parques, escenarios deportivos y culturales; proyectos vecinales; expansión de cultivos locales y comunitarios; reforestación y protección de fuentes hídricas y restauración de ecosistemas. Y el programa tiene incentivos para que los proyectos se articulen entre sí. Por ejemplo, los planes de alimentación escolar se pueden beneficiar de los productos agropecuarios resultantes de la expansión de cultivos del municipio.

A la línea de acción de los proyectos se suma una convocatoria competitiva en la que las empresas pueden acceder a subsidios y créditos orientados a la generación de empleo. Se priorizan las micro, pequeña y medianas empresas, fuertemente golpeadas por la crisis e insuficientemente atendidas hasta ahora.

El programa es de choque; sin embargo, busca sentar las bases para una estrategia de más largo plazo con “políticas de desarrollo productivo, reconocimiento a la diversidad y las capacidades regionales, nuevos marcos institucionales laborales y pensionales, y una economía que le da un papel protagónico a la construcción de una sociedad del conocimiento”.

De ejecutarse en sus dos fases previstas, este programa ambicioso tendría un valor de 50 billones de pesos; se financiaría con un préstamo directo del Banco de la República al Gobierno y préstamos internacionales y, eventualmente, con una nueva política tributaria más progresiva, sin beneficios tributarios ineficientes y con mecanismos efectivos en contra de la evasión y la elusión.

Fajardo ofrece propuestas concretas. Un diagnóstico crítico de la situación actual del país que lleva a la acción, y no a los extremos de la inacción o de la destrucción que promueven otros.

Ph.D. en Economía, University of Massachusetts-Amherst. Profesor asociado de Economía y director de Investigación de la Pontificia Universidad Javeriana (http://www.javeriana.edu.co/blogs/gonzalohernandez/).

Nota de divulgación para esta columna: el autor es parte del equipo que diseñó “Empleo de emergencia ya”.