En búsqueda de la inspiración

Felipe Jánica
19 de febrero de 2018 - 02:01 a. m.

A propósito de qué tanto queremos progresar, la mejor manera de empezar a hacerlo es buscando una inspiración. Con una inspiración clara, seguramente podremos perseguir los sueños. Pero mucho cuidado que esa inspiración no sea prestada o copiada. Seguir o copiar mensajes superficiales podría ser contraproducente en el corto, mediano y largo plazo. Es importante tener claro que si no nos esforzamos, jamás progresaremos. Es por esto que una fuente de inspiración no puede ser prestada o copiada, debe ser autentica.

En las empresas como en los estados es necesario que exista un norte claramente definido. Esta parte no es que sea fácil, pero es muy lograble. Cuanto más se planee estratégicamente o se defina la ambición, más y mejores tareas en pro de lograr los objetivos se trazarán. Ahora bien es necesario que la definición de la ambición de cualquier empresa o de cualquier estado deba estar fundamentada en una inspiración o una fuente de inspiración. Pero si una organización (estado o empresa) quiere parecerse a otra seguramente no tiene claro qué o para dónde va sino más bien querrá ser el reflejo de otra organización.

Así como las empresas y los estados, los ciudadanos tenemos nuestra inspiración. Tenerla clara alimenta el deseo de ser exitoso. Con ello claro es necesario trazar el camino y definir cómo vamos a lograr ser exitosos. Para ello debemos tener los ojos bien abiertos y no dejarnos deslumbrar por cualquier cosa, pues no todo lo que brilla es oro. Ser críticos y saber distinguir claramente su fuente de inspiración será vital en el camino al éxito.

Estar enterado de la situación actual en la que vivimos y ser profundos y críticos de pensamiento es quizá la mayor virtud que debemos adoptar, si es que no la tenemos. Saber recibir información de actualidad y de fuentes válidas y bien fundamentadas es nuestra responsabilidad. No ser experto en algún tema específico, como por ejemplo en economía, no es óbice para no poder hacer una abstracción de los mensajes que recibimos en la prensa escrita y hablada y también la que nos invade por las redes sociales.

Durante las últimas semanas las redes sociales y los medios de comunicación nos han inundado de mensajes políticos. Ser críticos es nuestro deber. Debatir y educar a quienes no tengan claridad es una necesidad. Por eso, noto con alto grado de preocupación la ligereza de la ciudadanía, sobre todo una que se deja llevar por mensajes e inspiraciones de la que ni siquiera se conoce su génesis. Esta sutileza es la que debemos empezar a atacar. No es posible que se sigan alimentando tendencias sin fundamento, pero lo peor que no tengan una inspiración inmaculada.

De la misma manera, son los líderes de las organizaciones quienes deben estar atento a los mensajes ligeros. Seguir o perseguir una ambición con una inspiración turbia, en el caso de las empresas, seguramente terminará por tener buen retorno de inversión, pero no uno que sea perdurable. Del mismo modo los estados y sus dirigentes, tienen el deber de identificar ciertas tendencias extremas copiadas con fuentes de reconocido fracaso. Es por eso que el fortalecimiento de las instituciones debe ser el caballo de batalla de cara a un estado perdurable.

Así las cosas la tarea de los ciudadanos, de las empresas y de los estados es buscar su inspiración. Con ello se podrá definir con claridad su plan de vida o su planeación estratégica. Pero cuidado, pues quizá estemos siendo ligeros al momento de definir esa inspiración. No es posible que nos dejemos persuadir por la inmediatez. En lugar de ello debemos ser críticos y tener claro las consecuencias de nuestras ligerezas.

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