Encontrar la aguja en el pajar

Isabel Segovia
06 de febrero de 2019 - 05:00 a. m.

Fenómenos políticos recientes como el brexit en el Reino Unido, la elección de Donald Trump en Estados Unidos y el resultado del plebiscito por la paz en Colombia, han sido fuertemente influenciados por lo que se conoce como las fake news, que tienen la posibilidad de propagarse fácilmente por la existencia de las redes sociales y por la rapidez con la que se mueve la información a través de ellas. Por esta razón, no es extraño encontrarse con manifestaciones en contra del uso de las redes o en favor de su censura; sin embargo, las redes sociales están acá para quedarse, ya transformaron la forma como nos informamos, así que, en vez de rechazarlas, debemos aprender a utilizarlas.

Lo cierto es que los políticos que lideraron el brexit, Trump y los opositores al Sí en el plebiscito las usaron y fueron sumamente efectivos en comunicar a la sociedad lo que ellos querían que escuchara. Las expresiones de miedo y rencor son más fácilmente propagadas, las noticias que se difunden tienden a ser atractivas y morbosas, y las redes se convirtieron en el medio perfecto para divulgarlas. La actual campaña para desacreditar a la JEP, las cortinas de humo para proteger al fiscal Martínez y todas las medio verdades y medio mentiras difundidas por algunos políticos y sus partidos, que se han vuelto expertos en manipular la información, lo demuestran. Estos personajes que han sido recientemente elegidos y los movimientos políticos que se han generado con seguridad no se hubieran dado si continuáramos informándonos solamente a través de los medios de comunicación tradicionales, pues en estos poco espacio hubieran tenido, y la opinión y análisis de estos medios muy probablemente los hubieran desvirtuado.

No sorprende entonces que los grupos poblacionales más vulnerables a la desinformación fueran aquellos cuyo acceso a la educación es limitado y que por edad, o condición política del entorno, solo hasta hace poco pudieron acceder a este tipo de medios. En estos días, un artículo del Financial Times titulado "Cómo están los colegios combatiendo las fake news" plantea que la única solución que se tiene es aprender a usar las redes sociales y demás medios que nos brindan información de manera inmediata. La educación tiene la responsabilidad de enseñar a validar la información, a identificar las fuentes y a diferenciar las opiniones de las noticias. Ahora, más que nunca, el rol del colegio y del maestro es enseñar a cuestionar, a investigar y a no tragar entero. No deja de ser irónico que en la era en que la información y el análisis cualificado están a la disposición de casi todos, desmantelando el monopolio de quienes los controlaban, nos hayamos vuelto más fácilmente manipulables. Para investigar cualquier tema, sea de historia, ciencias o literatura, o simplemente para informarnos, nos hemos vuelto perezosos y superficiales y, lo más grave, replicamos lo encontrado sin el más mínimo esfuerzo de análisis y validación.

Podemos, entonces, continuar sometidos por aquellos que han entendido lo potente que son estos medios para alcanzar sus objetivos, o podemos aprender a utilizar los medios y las redes sociales que nos dan la posibilidad de acceder libre y gratuitamente a la información, para convertirnos en ciudadanos con criterio y opinión. Estas son nuestras opciones.

 

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