Es la micro y mesoeconomía, ¡estúpido!

Me acuerda esto, sumado a las elecciones que se avecinan, la vieja anécdota según la cual el estratega electoral de Bill Clinton en su campaña en 1992 decidió definir tres temas como el foco de atención del programa de gobierno de Clinton, como mecanismo para orientar la coherencia del mensaje de la campaña electoral. Se dice que colocó un cartel en la sede central de la misma con tres mensajes: 1. Cambio, 2. Salud, y 3. La economía, ¡estúpido! Seguramente si en Colombia ese mismo asesor acompañase a los candidatos presidenciales tendría que hacer un cartel con tres mensajes: 1. Implementación del proceso de paz, 2. Transparencia, eficiencia y ética de lo público, y 3. La microeconomía y la mesoeconomía, ¡estúpido! Siendo probablemente esto último esencial para lograr que los dos primeros componentes se logren mejor y permitan una paz estable y sostenible y una gestión pública moderna, limpia y eficaz.

En consonancia con lo anterior, Chile, uno de los países de la región que más ha avanzado en lo económico, tiene dentro las siete áreas de trabajo del Ministerio de Hacienda, la Política microeconómica, la cual tiene como objeto central tres asuntos: que los precios de cualquier bien o servicio reflejen verdaderamente la escasez, que haya un verdadero aprovechamiento de los mercados nacionales e internacionales y que exista una asignación eficaz y eficiente de recursos tanto a sectores como programas o políticas.

Para el caso colombiano, esto significa atacar de raíz la informalidad; reducir cuanto antes los excesos o baja competitividad en los costos laborales, de energía, transporte y tributarios; reducir los excesos e ineficiencias del gasto e inversión pública; acabar con las gabelas tributarias innecesarias; presentar cuanto antes las reformas pensionales y de comercio exterior; ordenar y redefinir la política social y de subsidios del país y aprovechar mejor los TLC.

En complemento al caso chileno y a la solicitud de los dirigentes gremiales, me permito sugerir que en simultánea Colombia necesita también una política mesoeconómica. Esto significa que además necesitamos dedicar especial atención al tema del mejoramiento de la regulación de los mercados, el fortalecimiento de las instituciones y la articulación y coherencia de la política económica y social en su totalidad.

Esto significa para Colombia enfrentar con fortaleza y “dientes” el contrabando y la evasión fiscal de estratos alto, medio y bajo; dar una respuesta al desorden y modernizar la legislación de la tierra en Colombia para hacerla realmente productiva; regular los temas de consultas y licencias ambientales; garantizar acceso de calidad e igualdad de oportunidades para todos en los servicios de salud, educación, TIC y vivienda; tener unas metas y acciones precisas para elevar la productividad en los próximos cinco años; articular el desarrollo energético del país con el crecimiento económico sostenible y propiciar una verdadera y articulada política de largo plazo en innovación, emprendimiento, ciencia y tecnología.

Paso de largo en el tema de infraestructura, porque se siente que ya vamos en camino, y creo que al final si creemos que es la política microeconómica y mesoeconómica el asunto económico central de ese mensaje para 2018 a la veintena de candidatos, dichas políticas tienen que tener como norte un país más equitativo y justo.

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