Escandinavia: de socialista, poco…

Mauricio Botero Caicedo
04 de agosto de 2019 - 07:25 a. m.

La izquierda, desde su pedestal moral, suele ejercer memoria selectiva y cuando lo encuentra conveniente, manipula la verdad. Como ejemplo de memoria selectiva no aceptan que la reciente ola de violencia, muy especialmente en contra de los llamados “líderes sociales”, es el resultado del florecimiento del narcotráfico, renacimiento que como lo resaltamos en la anterior columna, es entera responsabilidad del gobierno anterior, no de Duque.

Y cuando los izquierdistas señalan a los países escandinavos como ejemplos de socialismo a seguir en caso de que ellos lleguen al poder, manipulan la verdad. Escandinavia, hace varias décadas, abandonó el modelo socialista, para abrazar un modelo liberal de libre empresa como lo pone en evidencia el libro del chileno Mauricio Rojas, “Suecia, el otro modelo”. Desde los años 70, los países nórdicos fueron países de impuestos y gasto público desbordado que llegó a alcanzar el 67 % del PIB sueco en 1993. La fórmula de Estado sobredimensionado acabó pasando factura: Suecia pasó de ser la cuarta economía del planeta en 1970 a la 14ª en 1993. Hoy, Suecia y los otros países escandinavos le apuestan, incluso en el caso de la educación, a la descentralización de la administración pública, la privatización de las empresas estatales y la libre competencia en el sector privado. El fin del modelo socialista escandinavo —para muchos latinoamericanos el modelo de sociedad a seguir, con sus promesas de igualdad, pleno empleo y grandes beneficios sociales— fue abandonado antes de terminar el siglo pasado.

Los países escandinavos sufrieron en los años 90 una crisis de deuda que fueron capaces de gestionar con inteligencia, concentrándose en convertir al Estado en una austera máquina mucho más eficaz y eficiente. Tras la crisis financiera se llevaron a cabo importantes reformas liberalizadoras y de desregulación de los mercados (como el energético o las telecomunicaciones). Además de reducir los impuestos, Suecia reformó su sistema de pensiones y su déficit presupuestario que hoy alcanza el 0,3 % del PIB. El gasto público en Suecia ha bajado 18 puntos de su PIB, siendo ya menor que Francia. Muy por el contrario de lo que afirman nuestros socialistas criollos, la carga fiscal no es esencialmente progresiva, ni recae en el sector empresarial: la tasa del impuesto sobre sociedades es del 22 %, mucho menor que la de los EE. UU. y los otros países de la UE. En estos países el Estado es popular y la gente, al darse cuenta que sus impuestos funcionan y no se los roban, cumple con sus obligaciones fiscales. Mientras que en los cuatro países escandinavos la participación del sector privado en la economía es del 76 % en promedio, en Venezuela y Cuba es del 27 %. El ingreso promedio anual en los países escandinavos es de US$60.000, mientras en Cuba y Venezuela es de US$5.000. El desempleo en los países escandinavos es del 4 %; en Cuba del 20 % y en Venezuela del 44 %.

La izquierda continental, ya sea por ignorancia, por mala fe, o una maquiavélica combinación de las dos, seduce al electorado con el socialismo escandinavo. Como dicho socialismo es un espejismo, le terminan entregando el socialismo cubano y venezolano.

Apostilla: En realidad, la oferta de Nicolás Maduro de acoger narcotraficantes y terroristas como Iván Márquez y Jesús Santrich puede tener sus ventajas: por cada narcoterrorista que le enviemos a Caracas, Nicolás nos entrega diez profesionales.

 

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