Eso, ¿dónde se van a meter?

Danilo Arbilla
09 de febrero de 2019 - 05:00 a. m.

Preguntó Nicolás Maduro: “¿Irme para dónde?”. Lo mismo se pregunta todo el mundo y particularmente quienes buscan una solución a la situación venezolana: ¿dónde meterlo? ¿A dónde enviarlo?

Este es el gran dilema, buscarle una “salida” a Maduro. Darle seguridad. En pocas palabras, garantizarle que no será juzgado por todo lo que le ha hecho a Venezuela y a los venezolanos. Y no solo se trata de Maduro, seguramente también habrá que darles “seguridades” a Diosdado Cabello y a unos cuantos más incluyendo no pocos generales.

Si se revisa el mapa no hay muchos rincones “dónde”.

Normalmente los izquierdistas latinoamericanos no eligen exiliarse en Cuba, ni hoy el régimen castrista está en condiciones de dar cobijo a tanta gente. Rusia, China, Turquía e Irán son aliados, pero en otro plano y estrategia.

Los exilios más cotizados, según los antecedentes, son Europa, particularmente los países que han reconocido a Guaidó, y los EE. UU., a los que no les hacen asco cuando tienen la chance de irse para allá. Pero en estos momentos parece difícil que en esos destinos haya lugares disponibles para Maduro y sus secuaces.

En consecuencia, solo quedan algunos países amigos y aliados de las Américas. Y en ese plano el escenario es bien curioso, porque para cualquiera de los países “amigos” sería un problema interno recibir este contingente de “millonarios” venezolanos con cuentas bloqueadas.

Empecemos por México. ¿Se animará AMLO? Una cosa es jugar a dos puntas y “posar” y otra es que se le venga a vivir tanta gente entre la cual hay muchos narcotraficantes. ¿Y para qué otros más?

Uruguay, el otro “mediador”, es muy pequeño para tanto chavista. El estalinista Partido Comunista uruguayo que “maneja” al Frente Amplio, coalición de izquierda que gobierna al país, estaría dispuesto, pero no alcanza. Es difícil que el presidente Tabaré Vázquez y el ex José “Pepe” Mujica que han apadrinado a Maduro arriesguen tanto. En estos días la imagen de Vázquez ha quedado algo maltrecha por algunos presuntos “negocios” familiares con Venezuela y en igual sentido pasa con sectores del MPP (grupo de Mujica) también “vinculados” a Venezuela. Pero no es solo eso, a fines de este año hay elecciones y el FA no las tiene todas consigo y el apoyo a la dictadura de Maduro le está afectando. Al FA, como a Maduro, le convendría ganar tiempo y que prospere “la mediación”.

¿Nicaragua? La dupla dictatorial Ortega-Murillo sigue empeñada en reprimir a los nicaragüenses y no parece que quiera hacer muchas más olas. Lo que está pasando en Venezuela ha beneficiado al matrimonio por cuanto ha desviado la atención del mundo, el que de todas formas no debería descuidarse dado que lo de Nicaragua es tan grave como lo de la dictadura chavista.

Lo mismo le pasa a Evo Morales en Bolivia. Esta quietito. No dice ni una palabra contra Bolsonaro, por ejemplo. Además, hablar de abrirles las puertas a los “chavistas”, en estos momentos en que está tramando quedarse por un cuarto periodo más en el gobierno, no le parece oportuno. Para qué sumar noticias “raras” a las de las continuas renuncias de jueces y juezas del Tribunal Supremo Electoral que se niegan a respaldarlo en su nuevo intento para violar la Constitución. Evo está en lo mismo que Ortega, pero más prolijo.

Después está el caso de Argentina. Hoy ni pensarlo, pero los argentinos pueden resultar sorprendentes. Al igual que en Uruguay, en octubre próximo tiene elecciones presidenciales y Cristina Kirchner, con numerosos juicios por corrupción en su contra, está entre los favoritos. Es más, a principios de semana hubo en Buenos Aires una manifestación de organizaciones argentinas a favor de Maduro. Entre los organizadores estuvo Juan Grabois, amigo del papa Francisco, de quien se dice que es su representante oficioso en Argentina y a través de quien envía regalitos –rosarios y estampitas– a agitadores kirchneristas. La manifestación no fue grande, es cierto. No tuvo mucho eco el llamado que Grabois hizo a través de las redes. La respuesta a éstas, en cambio, fue muy negativa. Un ejemplo: “Juan Grabois, vocero de la paz y el amor que pregona el papa, marcha a favor del que mata gente inocente, a balazos y hambre. Linda gente la de Francisco”.

Una expresión elocuente de cuál fue el tono de la reacción popular que señala, además, una alternativa para la preocupación del principio: ¿dónde meter a Maduro y los chavistas?

¿Por qué no el Vaticano? El papa Francisco ha sido y es quien más ha ayudado a Maduro a “ganar tiempo”.

A través del “diálogo pacífico” (estilo Maduro), por supuesto.

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