Esos son

Hernán Peláez Restrepo
01 de diciembre de 2019 - 02:00 a. m.

Parodiando uno de los tradicionales estribillos en épocas de marchas y protestas, Júnior y América consiguen que sus hinchas canten “Esos son, esos son, los que encienden la pasión”. Porque Júnior enhebra su tercera final consecutiva, América regresa a finales después de 11 largos años y de paso regresa una década después a disputar la Copa Libertadores, evento que le ha sido esquivo.

Ya no vale preguntar por qué en nuestro fútbol los arbitrajes son tan mediocres. La respuesta es la misma, quienes lo ejercen son seres humanos. Quizás ellos conocen y estudian el reglamento, aunque sus equivocaciones son dramáticas. Por eso hablar de Gustavo Murillo o cualquiera de sus colegas es “llover sobre mojado”. Se ha llegado al extremo. Wílmar Roldán, aparentemente el más calificado y reconocido, en un acto de desespero, le ofreció el pito a un jugador. Como quien dice: “Dirija usted”, ante la impotencia de hacerlo yo.

Algunas consideraciones sobre los finalistas: en Júnior la columna vertebral está bien definida en cuanto a rendimiento. Sebastián Viera lleva tiempo en el arco y ha resultado fundamental. José Mera, repatriado por el equipo, ha contagiado con su fortaleza y decisión, cuando va por ejemplo a buscar con su cabeza soluciones al ataque. Víctor Cantillo en el sector medio sabe repartir juego y se valora más su importancia cuando por alguna razón (caso lesión) no actúa.

Teo Gutiérrez, en medio de detractores y aduladores, es fundamental para crear en zonas pequeñas y generar lo que se llama fútbol. Pasó el tiempo y aún perdura el recuerdo del Chateo, porque entre él y Chará maniobraron en espacios cortos y en intercambio de pases productivos. A estos cuatro jugadores se agrega la salida de Marlon Piedrahíta por su costado, mientras en los extremos Cetré va ganando minutos e importancia.

Júnior exhibe fútbol rápido y asociado, pero ante todo sus jugadores se apoyan en juego agresivo, en el mejor de los sentidos.

América no se organiza tanto con su arquero, el brasileño Neto Volpi, a quien le falta recorrido en tiempo y goles recibidos, pero sí con su pareja de zagueros centrales, Marlon Torres y Segovia, una de las pocas importaciones de alto rendimiento. Ofrecen seguridad. Y de ahí para adelante, Paz, Duván Vergara, Pisano y, sobre todo, el goleador Michael Rangel, ofrecen imagen de equipo sólido y conocedor de sus limitaciones.

Es evidente que le falta aporte seguro en sus laterales, aunque no puede negarse su fortaleza anímica. Yesus Cabrera es un jugador en vía de consolidación. Tiene condiciones, así me parezca que a veces no se las cree él mismo.

En juego de conjunto Júnior supera al América. Sin embargo, y es de común ocurrencia que en estas instancias, el cerebro, las pulsaciones, los temores y las motivaciones influyen mucho más que el fútbol en sí.

No hay duda, esos son, América y Júnior, los que encienden la pasión.

 

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