Estanislao Zuleta y su luminosa visión del conflicto

Luis I. Sandoval M.
18 de febrero de 2020 - 05:00 a. m.

¡Se murió el maestro Estanis!: esa infausta noticia corrió rápida entre amigos y en círculos académicos el 17 de febrero de 1990. Ocurrió en Cali. Estanislao Zuleta fue encontrado sin vida en su apartamento. Tenía tan solo 55 años.

Hacía pocos meses había tenido con él algunas conversaciones mientras se desempeñaba como asesor de la Consejería de Derechos Humanos creada por el Presidente Virgilio Barco y de la cual fue primer titular el Historiador Álvaro Tirado Mejía. En el equipo de la Consejería estaban amigos comunes entre ellos Mario Flórez y Darío Barberena. Mi esposa, Amanda Londoño, también formaba parte de la Consejería.   

Fueron conversaciones peripatéticas, es decir caminando, cuando Estanislao y colegas iban del centro de la ciudad a Teusaquillo donde residían. En algunas ocasiones se detenían a tomar café en el Instituto María Cano, carrera 7 con calle 19 (Bogotá), del que yo era Director, ese el momento para pegarme a los caminantes vespertinos. Fugaces pero memorables encuentros que, sin embargo, no me dan para presumir de amigo de Zuleta.

Por esos encuentros y por lecturas de sus trabajos, Estanislao fue dejando en mí la huella de una forma de entender la conflictividad social y la forma de tramitarla creativamente, esto es, democráticamente. Haciendo pie en esos antecedentes en el año 1992 escribí un breve ensayo –Violencia Política y Sociedad Civil- en el que retomé las agudas reflexiones de Zuleta sobre la violencia y las aproximé a las ideas en campos relacionados (guerra, revolución, paz…) de Herbert Marcuse y Norberto Bobbio (Paz: recrear la democracia desde la sociedad civil, Ismac-Fica, Bogotá, 1998).

De esos basamentos conceptuales, ligados muy estrechamente a la militancia social, surgieron algunas de las ideas fuerza que contribuyeron a perfilar la iniciativa de un movimiento autónomo de paz desde la sociedad civil en el país. En esa estela surgió, en noviembre de 1993, la primera expresión organizada de movimiento por la paz, pos Constitución de 1991, al conformarse la Red de Iniciativas Ciudadanas por la Paz y contra la Guerra Redepaz.

A los 30 años de la desaparición física de Estanislao me parece que muchas de sus aportaciones siguen teniendo plena vigencia, en particular las referentes a la comprensión de la nefasta relación entre violencia y política y la forma de superarla. Mucho falta para lograrlo. Sigue incompleta la paz política. Esta nota se escribe precisamente cuando están en curso paros armados decididos por el EPL en la región del Catatumbo y por ELN supuestamente a nivel nacional.

El país no acaba de asimilar el acuerdo de fin del conflicto armado firmado con las FARC-EP, las derechas en el gobierno simulan la paz, el exterminio incesante de líderes sociales y reincorporados de la guerrilla por grupos herederos del paramilitarismo configuran una coyuntura trágica, la inconformidad social crece días tras día, la institucionalidad establecida, sumida en la ineficiencia y la corrupción,  acusa un descomunal déficit democrático. El paisaje es de transición turbulenta: una forma de Estado, la república elitista, se desmorona, pero sigue en ciernes, no nace aún, la república democrática.

La visión de Estanislao Zuleta sobre el conflicto en la sociedad contemporánea es de total actualidad. En escuelas, colegios, universidades, en todos los ámbitos de la vida social, debería tomarse muy en cuenta su legado. Aquí una breve referencia al núcleo de su pensamiento con apoyo en el magnífico trabajo editorial de las conferencias de Zuleta adelantado por Fabio Giraldo Isaza.

“Si alguien me objetara que el reconocimiento previo de los conflictos, y de las diferencias, arriesgaría paralizar en nosotros la decisión y el entusiasmo en la lucha por una sociedad más justa, organizada y racional, yo le replicaría que para mí una sociedad mejor es una sociedad capaz de tener mejores conflictos. De reconocerlos y de contenerlos. De vivir no a pesar de ellos, sino productiva e inteligentemente en ellos. Que solo un pueblo escéptico sobre la fiesta de la guerra, maduro para el conflicto, es un pueblo maduro para la paz” (Revista Ensayo y Error, junio de 1999, pág.151). 

@luisisandoval / luis.sandoval.1843@gmail.com 

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar