¿Estarán biches?

Iván Mejía Álvarez
16 de junio de 2018 - 02:00 a. m.

El fútbol en Francia parece ser cuestión de generaciones. Desde aquella mítica época de Vincent, Fontaine y Kopa, en Suecia 58 hasta las más recientes, las de España y México con Tigana, Fernández, Giresse y Platini, que pudo ganarlo todo y se quedó en una Eurocopa, luego vino el equipo sagrado que conquistó la Copa Mundo en Saint Dennis con Zidane, Henry, Deschamps, hasta esta prometedora generación que asoma y quiere consagrarse en Rusia.

Francia siempre ha tenido buenos jugadores, lo cual no quiere decir que sean buenos equipos. Algunos han logrado conjugar lo individual con lo colectivo, pero la historia del fútbol galo está llena de promesas y decepciones.

En menos de dos años, Les Bleus ha mutado tras el fracaso que supuso su caída en la última Euro que realizaron en su país y que no pudieron ganar. Hoy es el momento de la irrupción de nuevos valores y de nombres que ya copan la atención en el mundo del fútbol. Es la hora de Pogba, Mbappé, Kanté, Dembelé, Griezmann, Umtiti y otros que constituyen la nueva savia ávida de gloria.

El seleccionador nacional Didier Deschamps sabe que maneja un recurso humano de alto voltaje pero también conoce las limitaciones de este personal, fundamentalmente en la parte emocional. Técnicamente son muy bien dotados, plenos de fantasía, generosos en las condiciones físico-técnicas, pero con problemas de mentalidad, por su juventud. Esta nueva generación gala tiene fútbol para ganarle a cualquiera pero a la menor falla en la parte emocional se viene abajo. Sus partidos de preparación rumbo a Rusia así lo han demostrado. La derrota con Colombia, tras un vertiginoso arranque a todo fútbol, el sufrimiento con Estados Unidos, hacen parte del indeciso trasegar de los galos.

Francia tiene muchos nombres de primer nivel pero todavía no tiene un equipo confiable. Tiene juego pero no tiene convicción, tiene ideas y talento pero carece de organización y continuidad.

El Mundial es un buen lugar para encontrar la madurez que haga explotar los recursos técnicos. Un veterano como Varanne debe ser el complemento ideal de Umtiti; un mediocampo con Kanté-Pogba; y Matuidi puede ser generoso en el juego, pero impredecible en su accionar defensivo, y arriba cuando se junten Griezmann, Mbappé, Dembelé, el resultado puede ser un coctel de buen fútbol.

Sobre el papel, la Selección de Francia es uno de los equipos que podrían dar el gran batacazo en Rusia. Jugadores tiene, le falta el acondicionamiento táctico y adquirir el espíritu indomeñable de saberse buenos y demostrarlo en la cancha.

Aunque suena contradictorio, a Francia le faltan experiencia y agallas, peca por ser muy “tierno” y eso en un Mundial puede ser un pecado mayor.

Es la hora de la nueva generación gala.

 

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