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“Este Gobierno no hace trampa”

Cecilia Orozco Tascón
23 de septiembre de 2009 - 02:51 a. m.

ESO DECLARÓ EL JEFE DE ESTADO. EStoy de acuerdo con él.

Si por algo se han caracterizado sus siete años dorados, es por el apego a los mandatos constitucionales, la no interferencia en las otras ramas y su negativa a cambiar las reglas de juego. Sus críticos, quienes se basan en percepciones incultas, en vez de apreciar al gigante que tenemos se la pasan en almuerzos y bebetas, como bien lo anota el equilibrado asesor presidencial, José Obdulio Gaviria. Las reformas de fondo a la Carta que ha impulsado el Mandatario para favorecerse, han sido cristalinas. El cuento del aprovechamiento indebido del poder es tesis de comunistas agazapados en esa basura que son los periódicos y revistas independientes. Aquí tenemos un ser extraordinario que no nace sino cada cien años, tal como lo señaló, de nuevo, JOG, un sabio que trata de enseñarle el arte de la política a una manada de ignorantes.

El Congreso impoluto hace lo que corresponde dando adecuada respuesta a las dádivas ofrecidas ¿O querían que fuera ingrato? Es falso que los ministros y secretarios presidenciales hayan comprado a los parlamentarios en 2004 para que aprobaran la reelección. Yidis Medina es una mentirosa compulsiva. El Procurador, juez sin pasiones ni sesgos, sentenció que ella dijo la verdad cuando mintió y que mintió cuando dijo la verdad. Y hay que creerle. Teodolindo e Iván Díaz Mateus constituyen un dechado de rectitud. El ex cómplice Manuel Cuello Baute difama a la pobre Casa de Nariño con la repartición de notarías.

La mayoría de la Corte Constitucional de 2005 que aprobó el trámite de la alteración de la Carta era pura, y no hay peor injuria que sugerir que fue recompensada. No sé de dónde sacaron que Marco Gerardo Monroy, quien votó sí a la reelección, hoy sea miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, postulado por el Gobierno; que Rodrigo Escobar Gil, quien también votó afirmativamente, haya conseguido cargo en la Corte Interamericana; que Clara Inés Vargas se considere con ‘derecho’ a ser ternada por el Primer Mandatario; que los otros ex togados reeleccionistas hayan recibido puestos para su parentela o que hayan logrado ser nombrados en tribunales de arbitramento en los que el Estado es parte y en donde lo menos que ganan es un paquete de $300 millones.

Igualmente es falso que en el trámite del referendo haya habido vicios jurídicos y renovadas superofertas. Insoportable que murmuren que el ministro Valencia es un manipulador sin hígado. O que el magistrado Pretelt, de la actual Corte Constitucional, sea el conmilitón de Bernardo Moreno y del baquiano Rodrigo Escobar. O que la hermana de éste, Esperanza Escobar Gil, haya sido ternada por el Presidente —otra vez terna de uno— para ocupar una silla en la prístina sala disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, en el que además están otros dos de sus parientes.

 Hay un complot monstruoso contra nuestro gobernante. Las chuzadas del DAS jamás existieron; el propósito de bajarle al censo la mitad de la población, o el intento de dividir a la Corte Suprema con otras ofertas de beneficios para los togados que piensan en su futuro, son producto de una febril imaginación. Y la tapa: ¿Qué tal esta Corte cuya mayoría se niega a elegir Fiscal entre un trío de conducta papal? A cumplir con su deber. Lo que importa es la forma de legalidad. ¿A quién le interesa el fondo de inmoralidad? No hay derecho. Protesto por tanta trampa de los enemigos de este excelso régimen y me solidarizo con la transparencia, generosidad, tolerancia, nobleza y desprendimiento de Álvaro Uribe.

 

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