
Estelas globales de 2017
La gran estela del año la deja Donald Trump, sus trinos, el paulatino cumplimiento de sus polémicas promesas electorales, su desdén por los valores de la democracia y el imperio de la ley y la incertidumbre que no se disipa sobre sus intenciones como inquilino de la Casa Blanca. Y quedan tres años.
Las ruinas de varias ciudades en Irak y Siria, las ratas circulando por basurales, el interminable desfile de seres humanos deambulando sin destino por los escombros, atestiguan el dantesco final del Califato de ISIS. Su lugar lo ocupan otros no mejores: Al-asad, las milicias shiitas, Hezbollah y La Guardia Revolucionaria al servicio de los Ayatolas.
Destino similar a ISIS sufrió en 2017 la oposición venezolana, aniquilada por sus propias fracturas, las hábiles maniobras del otrora subestimado Nicolás Maduro, una “constituyente” espuria que funge de consejo superior de la “cosa nostra chavista” y unos organismos regionales cooptados por petrodólares, ahora “petros”. Algún dia alguien, posiblemente, ofrecerá una explicación razonable de como Venezuela descendió al mismismo infierno.
2017 marcó el final de un nonagenario dictador al que sus pares, Maduro incluido, quisieran emular: Don Robert Mugabe quien finalmente sucumbió tras 37 años en el poder en Zimbabue, pasando de héroe a villano, condenando a la miseria y la perdición a un rico país.
En 2017 la crisis política llegó adonde nunca debió llegar, testimonio de los desafíos de gobernar en el siglo XXI. Alemania, bastión de una Europa que se descose por todos lados, país inmune a la crisis de 2008, la del pacto social e índices sociales envidiables, no ha podido formar gobierno desde las pasadas elecciones hace ya meses. Preocupante.
La indiferencia global al sufrimientos humano tuvo en 2017 un capítulo mas en Myanmar. Centenares de miles de musulmanes Rohingya fueron expulsados de sus aldeas, posteriormente incendiadas, mujeres y niñas violadas. Sus “hermanos musulmanes” agrupados en la Organización de Cooperación Islámica”, tan raudos en reaccionar contra la declaración de Trump sobre Jerusalem, permanecieron mutis ante esta hecatombe. Hipocresía pura.
2017 evidenció que la traición sigue siendo pilar de las relaciones internacionales. Durante la guerra contra ISIS en Irak y Siria los kurdos pusieron el pecho y los muertos, se aliaron con las potencias occidentales y fueron claves en la derrota del Califato. Cuando quisieron realizar se centenario sueño nacional en Irak fueron traicionados por Estados Unidos y occidente. Ahora quedan a merced de los ayatolas y del “depredador de Ankara”.
El menudo dictador en Pyongyang tuvo al mundo en vilo en 2017. Misiles, bombas, ensayos y amenazas y el juego seguirá en el 2018 con Trump al otro lado del siniestro ajedrez atómico. Sin embargo, la diplomacia tiene una oportunidad de demostrar su valía. Quizás.
Uno de los cambios significativos en la geopolítica global en 2017 fue el incremento a 280 caracteres de los trinos en Twitter. Lo que nos tocará ver y oír.
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