Estos directivos

Iván Mejía Álvarez
31 de enero de 2009 - 06:00 a. m.

Sobre el papel la medida del Sub 19 es absolutamente valedera y debería ser la fuente generadora de grandes selecciones en las categorías juveniles. La intención es sana y parte de la premisa de darles fútbol profesional y ritmo de competición a unos jugadores con edad determinada para integrar las selecciones que intervienen en los torneos suramericanos.

En la práctica, algunos técnicos profesionales burlan permanentemente la norma y someten a los menores a una situación sub iúdice al dejarlos jugar escasos 10, 15 o 20 minutos o, como se ha dado en algunos casos, un minuto. De todas formas, en la actual selección que compite en Venezuela todos los jugadores han tenido su tránsito profesional y el técnico pudo seleccionar partiendo de la premisa de observarlos en la Copa Mustang o en la Copa Premier, como es el caso del volante Arroyo.

Ahora, la asamblea de la Dimayor aprobó rebajar en un año la norma con el objeto de ir buscando la nómina que jugará el Mundial Sub 20 en Colombia dentro de dos años. En teoría es una sana determinación, porque garantiza una buena cantidad de donde seleccionar, más allá que sean buenos, malos o regulares, pues como se ha dicho, depende exclusivamente de las añadas, de las cosechas, de lo que da la tierra.

Resulta ahora que algunos equipos que aprobaron la variante reglamentaria se quieren echar para atrás y piden que por lo menos en el primer torneo del año se continúe con la edad que viene rigiendo.

Son esos directivos que llegan apurados, pidiendo tiempo, a hacer negocitos particulares, a vender y comprar jugadores, que no escuchan lo que se propone, que aprueban lo que don Ramón y don Luis proponen y cuando llegan a sus ciudades se dan cuenta, porque se lo dice la prensa o los técnicos del equipo profesional, que le dijeron el sí a algo que no les conviene. Y entonces viene la segunda etapa, el clásico reversazo, a deshacer en la asamblea lo que ya aprobaron en su momento. Son dirigentes de pacotilla, sin ideas, es la pobreza dirigencial en que se mueve el fútbol colombiano, huérfano de  talento. Imagínense, si tipos como Farfán y López son presidentes de clubes.

La norma como quedó escrita es buena, la norma debe ejecutarse tal cual como la aceptaron los clubes en diciembre, el egoísmo de algunos pensando sólo en ellos y su falta de trabajo en las inferiores, no puede regir el fútbol colombiano.

A propósito del Mundial, ¿cuándo empezamos a trabajar en la parte organizativa?

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar