Exijamos a todos cumplir la ley

Antieditorial
27 de mayo de 2019 - 05:00 a. m.

Por Hernán Velandia Palomino

Tamañan contradicción del editorialista al darle solidez al fallo de la justicia y criticar que haya sido con la agilidad con que la sociedad espera sean resueltas todas las violaciones a la normatividad vigente.

No puede escudarse ni evadir responsabilidades ningún ciudadano, por prístino que sea, cuando la ley impone cumplimiento de funciones en cargos para los que ha sido elegido o nombrado. Si los magistrados analizaron y tomaron la decisión ajustados al compromiso ético y jurídico que los debe caracterizar, lo único que queda es acatar el fallo, pues mal haría el doctor Mockus en buscar atajos o resquicios indebidos para desdibujar la transparencia de su imagen y persona que todos conocemos y respetamos.

El aspecto subjetivo con que se califica el fallo como persecución política tampoco es criterio válido, por cuanto los hechos legales justifican el dictamen y si en otras ocasiones ha existido lentitud en el actuar judicial, no hemos leído críticas en este sentido por parte del editorialista. Las críticas deben ser oportunas y no guardarlas para cuando sea beneficioso hacer comparaciones con otros casos similares o peores.

El juego político partidista conoce qué normas lo afectan y aun así, sabiendo que no pueden ser parte del proceso electoral, se lanzan con la esperanza de subsanar estas circunstancias, apoyados en el poder conferido.

Cuando el votante marca en el tarjetón por su candidato escogido también lo hace por el partido; por lo tanto, la voluntad del ciudadano debe ser respetada para efectos de composición de las listas de personas elegidas; de lo contrario sobraría la casilla del partido.

Sin embargo, los caminos que la ley establece para estas situaciones, y que quienes no somos doctos en el tema ignoramos, pueden generar resultados inesperados, así el editorialista, actuando con el deseo, disponga que “el Consejo de Estado no puede permitir que se le haga esa trampa a la democracia del país”.

Ahora bien, de esta normatividad precitada pueden beneficiarse personas y partidos que, con lógica razón, quieran también ser senadores o tener representación en tan importantes corporaciones. Dejemos a quienes tienen en su altísima responsabilidad brindarle a la sociedad colombiana resultados ajustados totalmente a la ley, que sin dejarse presionar por ningún tipo de interés externo a sus decisiones demuestren que son dignos de poseer la majestad conferida.

Sirva este acontecimiento, que afecta a uno de los senadores más reconocidos por sus actuaciones positivas, como experiencia que no debe repetirse por el deseo personal o grupal de obtener beneficios mediante contratos derivados del Estado y dedicarse a trabajar por las comunidades que los eligen con la esperanza de que el beneficio sea colectivo. El cargo de senador o representante no debe ser una dinámica de tracto sucesivo político y contractual y hace bien la rama Judicial impidiendo tamaño despropósito.

Doctor Mockus, no se deje influenciar de quienes quieren ostentar poder agazapados detrás de su imagen y guárdese para opciones de poder más enaltecedoras. Hombre sabio, acate la ley.

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