Explosivas declaraciones

En la discusión cotidiana de las noticias impresas hay una tendencia a graduar de espectaculares las ideas más gastadas y retrógradas. Cualquiera que se riegue con un par de afirmaciones categóricas sobre el futuro de la paz tiene asegurado su cuarto de hora mediático. Y más aún si habla de coca con la ayuda de las terroríficas cifras a la mano. O si es gringo. Y además militar.

La entrevista a Barry McCaffrey publicada recientemente en el periódico El Tiempo fue retomada en esa misma lógica. McCaffrey, un general más, retirado del Ejército de los Estados Unidos y exdirector de la Oficina contra los Narcóticos durante la administración Clinton, se permitió darnos cátedra sobre lo habido y por haber en materia de drogas y el porvenir del país entero. Lo hizo desde la autoridad que le da el haber sido el representante de una guerra contra las drogas completamente obsoleta y aun así fue recibido con entusiasmo. “Explosivas declaraciones”: así fueron cubiertas sus recetas tardías.

Los argumentos son los de siempre. Y empeorados. Detrás de los cultivos de coca no están los campesinos y colonos sino las Farc. Siempre las Farc. Las Farc son un grupo irremediablemente malvado que nunca dejará las armas, que siempre traficará con droga. La coca es preciso fumigarla con lo que se pueda. Con lo que toque. Y es falso que sea dañino para la salud y para el medioambiente regar veneno desde las avionetas: “Me parece que esas justificaciones no se sostienen en la ciencia e intelectualmente todo el mundo la sabe”.

¿A quién cree que le habla exactamente este valiente escudero del oscurantismo? ¿A qué infantilizada república y hasta cuándo va la guerra fría en Colombia? ¿ Por qué le abrimos con tanta admiración los micrófonos y las portadas una y otra vez al mismo tipo de personajes? Ahora que se acabaron los obispos y sus poderes morales, ¿cuándo dejaremos de creer en zares antidrogas?