Familia y fútbol

Haber elegido la profesión de técnico o de futbolista tiene unas grandes implicaciones para la vida familiar por el grado de exigencia que conllevan. Y si no se sabe manejar puede que genere consecuencias y afectaciones con los seres queridos.

La familia de origen o la conyugal requieren cuidados, espacios y tiempos para poder fortalecerla y conservarla y que eso nos ayude a tener emociones gratificantes para seguir disfrutando de una buena vida.

El fútbol competitivo tiene grandes responsabilidades consigo mismo, con el club, con la selección del país y con los aficionados, entre otros, pero además requiere esfuerzos al máximo. Y eso puede terminar en restarle tiempo a la familia y perderse momentos de alegría o de tristeza, necesarios para todo ser humano. Los viajes, las concentraciones y los partidos pueden alejar al jugador, por lo que es necesario tener relaciones sólidas con base en el entendimiento y saber las prioridades, tanto deportivas como personales, para aprovechar al máximo los instantes disponibles.

El compromiso de esta profesión, como en cualquier otra, es tan grande que a veces primero viene la responsabilidad y luego el compartir con la familia. Un ejemplo claro fue el que vimos esta semana con el fallecimiento del querido padre del profesor Jorge Luis Pinto (le envío un abrazo solidario y mucha fuerza). El entrenador de Millonarios, a pesar del dolor, estuvo dirigiendo frente al Medellín, con lágrimas, pero a la vez con el pundonor deportivo para estar en la raya con toda la categoría que siempre nos ha mostrado. Y así hay varios casos que no solo se presentan en
el fútbol, sino en otros deportes y en la vida en general.

Es muy importante saber equilibrar el espacio y el tiempo para el fútbol y para la familia, aprovechar al máximo cada momento que se tenga y utilizar la tecnología para acortar las distancias. Al fin y al cabo, la familia es y será la que siempre está ahí para arroparnos y apoyarnos en un momento de crisis, para poder seguir adelante.