Formas de violencia

Duramos muchos años pidiendo la fácil, que sacaran a los violentos de los estadios, y hoy, salvo contadas excepciones como las de Cali, la gente ha podido volver a nuestras canchas de manera relativamente tranquila, pero quedó demostrado que la solución no era expulsar a algunas barras bravas del estadio, pues los alrededores de los coliseos y las carreteras del país se convirtieron en escenarios  de batallas campales, y los que piensan que los violentos son sólo algunos de estos desadaptados que se ubican en las tribunas laterales, están equivocados.

La violencia no se ha ido del estadio. ¿Acaso no es una forma de violencia que los árbitros piten con más ganas de sacar tarjetas y pitar penas máximas con gestos de demostración de poder, que de impartir justicia con sabiduría?

¿No es violencia que los jugadores simulen faltas buscando la equivocación del árbitro y posterior reacción del contrario y sus seguidores?

¿No será violenta la manera como algunos entrenadores, víctimas del acoso laboral que supone perder el puesto tras tres partidos perdidos al hilo, gracias a la presión desmedida que algunos sectores imponen sobre ellos, como si tres partidos fueran la vida o la muerte, salgan a declarar totalmente descompuestos que ‘los robaron’?

¿No son acaso actos que incitan a la violencia, las opiniones de algunos hinchas en los distintos foros de opinión en internet, creados para debatir, y ahora convertidos en potreros de la grosería, el odio y la altanería?

De esas formas de violencia hacemos parte todos, entonces supongamos que existieran verdaderos seres superiores, marcianos del fútbol, que le exigieran a la sociedad que nos sacaran a “todos” de los estadios por culpa de estas formas de violencia. Evidentemente no queremos que esa sea la solución, entonces, tolerémonos, aceptémonos, eduquémonos, pongamos la cabeza en frío, quitémosle la presión al fútbol, porque en últimas sigue siendo sólo un juego.