Galán, inocente ganador

Antonio Casale
09 de abril de 2018 - 03:00 a. m.

Escribo esta columna en el avión que me lleva de regreso a Bogotá tras el cubrimiento de la serie de Copa Davis que heroicamente ganó Colombia por primera vez en su historia ante Brasil. En otro lugar, junto a su hermano, va Daniel Galán, el joven de 21 años, el héroe de la jornada.

Se nota que todavía no ha digerido ni dimensionado lo que logró. Tuvo que pararse en la cancha dos veces este fin de semana a revertir una historia que parecía no tener manera de cambiar. La estrategia era que Giraldo el viernes, y Cabal y Farah el sábado, ganaran sus puntos a partir de la experiencia que tienen para que Galán, sin nada que perder, tratara de soltarse y pudiera pescar en río revuelto algún punto.

Pero Giraldo se vio todavía falto de ritmo de competencia. Dicen que en los entrenamientos estaba volando, pero es muy distinto entrenar a competir. Ya volverá a la élite, no lo duden. Perdió con Monteiro y le tocó a Galán dejar viva la serie. Después de perder el primer set mantuvo la calma y su consistente juego de fondo con el que supo desgastar a Clezar le significó encontrar la recompensa con la confianza necesaria para pasar de defensa a ataque con sorpresa y naturalidad. La derecha y el revés paralelo para contraatacar son armas que sabe esconder muy bien haciéndolas de difícil lectura para sus rivales.

El sábado se repitió la historia. Cabal y Farah perdieron sorpresivamente en un duelo muy parejo contra el mejor del mundo, Mello, y su partner, Demoliner, que parecía del mismo nivel. Otra vez, para mantener la llama encendida, Galán tenía que ganar y lo hizo contra un rival más difícil como Monteiro. Lo hizo ver fácil.

Había dos caminos. Sentir el piano en la espalda de saber que la serie estaba en sus manos o entender que no tenía nada que perder aunque el tenis colombiano sí. Pero Galán, por lo que se le ve en la cancha, observé en el aeropuerto y aquí en el avión, es absolutamente inocente de la situación. Claramente todavía no se ha dado cuenta de lo que logró. Así es mejor. Ya vendrán las malas rachas, las derrotas duras que harán callo en su carácter y lo volverán duro. Ya vendrán las críticas de los esclavos de los resultados.

Por ahora Galán va en clase económica, intenta dormir por fin para procesar lo conseguido. Ojalá no se despierte para que ese gran sueño pueda durarle unos 15 años con muchas más actuaciones así. Ojalá la timidez que demuestra siga manteniéndole los pies en la tierra para que no se pierda en el camino.

A veces es bueno no dimensionar el tamaño de las responsabilidades para resolver naturalmente los retos. Ojalá pueda mantener la inocencia del niño que todavía es por mucho tiempo para no pensar. En el tenis y en la vida el que piensa tanto normalmente pierde.

 

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