Rezagos en zonas rurales y urbanas son diferentes

Gasto público y desarrollo regional

Columnista invitado EE
12 de abril de 2017 - 03:00 a. m.

Por: Édgar Bejarano Barrera*

Uno de los mayores retos de la Comisión de Sabios, recientemente instalada por el Gobierno, es acortar la brecha de desarrollo entre las regiones colombianas. Una alternativa para ello es la de una mayor aglomeración poblacional y de la actividad en las áreas más prósperas.

Dicho objetivo parte de reconocer que los esfuerzos del Estado deben ser diferenciales en intensidad, duración y enfoque. En las regiones marginadas, donde el Estado es agente protagónico en relación con el mercado, su énfasis inicial debe ser acumular factores productivos, crear riqueza, y en aquellas con mayor desarrollo relativo, consolidar y modernizar los mercados, extender y profundizar las cadenas de valor, crear nexos inter e intrasectoriales y desarrollo técnico e innovación. Además, incentivar la complementación entre sectores, actividades e inversiones productivas.

No es lo mismo el esfuerzo requerido en el Pacífico colombiano que en las áreas metropolitanas. En el primero persisten problemas de infraestructura y servicios básicos, que debieron resolverse hace cuatro décadas; en las urbes las dificultades se relacionan con la productividad y el rezago en sectores como transporte y seguridad.

En todos los casos urge superar las fallas en la infraestructura social; esto es, en las instituciones y las políticas. Poco se avanzará si la institucionalidad favorece la exclusión y la corrupción al tiempo que obstaculiza el control ciudadano. De otra parte, la escasa evolución lograda ha sido, en muchos casos, producto de la casualidad, como el boom minero-energético, que de la calidad y sistematicidad de las políticas.

Es preciso trabajar en reglas del juego más incluyentes, en hacer costosa la corrupción para quien la practique, en una justicia despolitizada y efectiva, alejada del espectáculo, y en políticas que propicien condiciones para aprovechar oportunidades.

En las regiones menos desarrolladas no será posible superar el atraso con intervenciones de baja intensidad, escala limitada, aisladas, no coordinadas y discontinuas.

Tampoco se logra mucho incidiendo en la educación de los niños si en paralelo no se trabaja en saneamiento básico, vacunación, desparasitación, nutrición e información de las madres. Además, los avances no se mantienen si las acciones son ocasionales y no hacen parte de programas sostenibles.

En lo productivo, intentar un desarrollo turístico que movilice inversiones dará resultado si se trabaja en protección ambiental, aeropuertos, seguridad y formación del recurso humano, etc.

Esa coordinación y complementariedad entre inversiones y acciones, lo mismo que la presencia de intervenciones profundas y continuas, que atraigan nuevos factores dinamizadores, serán postulados claves para superar el atraso.

Del lado de la tributación es necesario, claro, que un diagnóstico inicial confronte capacidades con necesidades regionales, pero los esfuerzos fiscales locales son una buena recomendación en zonas con riqueza, pero que dependen de transferencias y regalías. Contrario en las extremadamente pobres, que sí requieren crecer con apoyo exógeno. En otras más modernas, la lucha es contra la evasión y el desperdicio de los recursos.

*Decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia.

 

 

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