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Gracias general Oscar Naranjo

Uriel Ortiz Soto
08 de mayo de 2008 - 04:39 a. m.

A los servidores públicos hay que reconocerles sus fortalezas  y buenas acciones; pero también hay que ser implacables para denunciar sus falencias y debilidades frente al desempeño de sus cargos.

El caso que nos ocupa a mas de ser un reconocimiento Nacional, es justo destacarlo para ponerlo no solo como modelo de pulcritud y grandeza, sino como ejemplo para las presentes y futuras generaciones, pero con especial énfasis para el personal subalterno y de formación académica en las diferentes Instituciones policiales.

Por consiguiente, no es exagerado decir que toda Colombia está en deuda de gratitud con el general Oscar Naranjo, director de la Policía Nacional, por haber rescatado y procesado oportunamente con carácter investigativo y notable profesionalismo la documentación almacenada en los tres computadores portátiles decomisados al abatido narcoterrorista de las Farc, Raúl Reyes.

¿Qué fuera de nuestro país, en los actuales momentos, sin esta prueba reina? Muy seguramente que la comunidad internacional no nos bajaría de ser un país paria, violador de fronteras, de los derechos humanos, con vínculos paramilitares y guerrilleros. Lo más triste, hubiésemos perdido la batalla ante la Organización de Estados Americanos (OEA).

Desde el momento en que se tuvieron los primeros resultados positivos con documentos irrefutables, el general Oscar Naranjo mantuvo informada a la opinión pública, nacional e internacional, sobre el contenido nefasto y los posibles vínculos de los presidentes de Venezuela y Ecuador con el grupo narcoterrorista de las Farc. Si no es por la información oportuna dada a conocer a la opinión pública por espacio de 36 horas a través de los medios de comunicación, muy seguramente cunde el pánico colectivo entre diversos sectores de la población y hoy estaríamos incursos en un mar de interrogantes y de dudas.

Quienes seguimos el debate convocado por el Secretario General de la OEA para dilucidar el tema por la presunta violación al territorio ecuatoriano por parte de nuestra Fuerza Pública, nos dimos cuenta desde un principio que los argumentos de Ecuador y Venezuela parecían sólidos y comprometedores contra Colombia; varios países que nos han dado apoyo incondicional en la lucha contra el narcoterrorismo; con las primeras intervenciones empezaron a dudar sobre lo que inicialmente denunciaban los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Nicaragua.

Pero cuando empezó a circular entre los delegados de OEA el folder informativo – entregado por Colombia- con todos los detalles y gráficos sobre los hechos ocurridos y con documentos comprometedores contra los gobiernos de Hugo Chávez, de Venezuela y Rafael Correa, del Ecuador; empezaron las posturas de cambio y los rostros de preocupación por lo que leían y analizaban.

Cuando el doctor Camilo Ospina, nuestro embajador ante la OEA, apoyado en los mismos documentos recopilados y procesados por el general Oscar Naranjo inició su histórica intervención y que al concluir recibió un nutrido aplauso por parte de todos los asistentes, el pueblo colombiano tuvo un respiro de tranquilidad y  sentimiento de patria.

Gracias a la acción oportuna del señor Director de la Policía Nacional, en relación con el material incautado en el campamento de Raúl Reyes,  nuestro panorama hacia el futuro es de una claridad absoluta. Podemos decir ante el mundo que somos un país pacífico, pero que nuestras Fuerzas Armadas y de Policía están listas y preparadas para repeler cualquier ataque provocado por los grupos subversivos y demás organizaciones que operan al margen de la Ley.  

Esperamos que a más de dos meses de ocurridos los hechos, las visitas  posteriores y demás gestiones que se realicen al lugar de los acontecimientos por parte de la Comisión de la OEA y demás organismos internacionales, con el fin de documentarse más técnicamente sobre los pormenores del operativo, contribuirán a dilucidar todo el panorama claro para Colombia, pero confuso para Ecuador y Venezuela, que ha creado incluso el rompimiento temporal de las relaciones diplomáticas con los dos países andinos y que nuestro mayor deseo es que todo se aclare, se corrijan los posibles errores y no se vuelvan a cometer hacia el futuro.

La soberanía de los pueblos está configurada en la majestad y pulcritud de sus gobernantes. Un gobernante honesto jamás puede ocultar la verdad, cubriéndola con el manto de las dudas.

Comunidad Desarrollo y Gestión

urielos@cable.net.co

 

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