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Hacia el grado de inversión

Santiago Montenegro
06 de octubre de 2008 - 12:04 a. m.

LA DOCTORA SHELLY SHETTY, DE Fitch Ratings, hizo una interesante presentación la semana pasada en Bogotá explicando por qué esta calificadora de riesgo no le ha podido otorgar, hasta ahora, el grado de inversión a Colombia. Según la metodología de Fitch, Colombia tiene un escalón menos del grado de inversión que ya tienen Brasil y Perú, en tanto que Chile, México y Aruba están en niveles superiores.

Fitch reconoce que Colombia ha avanzado mucho en el ajuste fiscal, argumenta que el déficit en cuenta corriente es manejable porque está fundamentalmente financiado con la inversión extranjera directa y señala también que los niveles de inflación son controlables. Encuentra que la deuda pública ha caído significativamente como porcentaje del PIB y que su composición es muy favorable, pues está en una gran medida en moneda local. Celebró el levantamiento de los controles externos a la inversión en acciones. También señala que la inversión está en niveles históricamente altos y que la violencia ha caído en forma pronunciada. Sin embargo, la calificadora también enfatiza una serie de factores negativos que están entorpeciendo el que Colombia logre el tan ansiado grado de inversión.

En primer lugar, Fitch señala que el gasto público presenta demasiadas rigideces que están entorpeciendo reducciones adicionales de la deuda pública. Segundo, argumenta que el Banco de la República ha sido errático en sus políticas. Según la calificadora, a veces parece haber defendido la tasa de cambio, otras veces la tasa de interés, razón por la cual, argumenta, ha perdido credibilidad. Tercero, la calificadora enfatiza que las exportaciones de Colombia están demasiado concentradas en dos países: Estados Unidos y Venezuela, muy dependientes de unos pocos productos básicos y, además, anota con preocupación que las exportaciones no tradicionales van en su mayoría a Venezuela.

Ello hace que la economía Colombiana sea muy vulnerable a choques externos. Cuarto, Fitch pone en duda la sostenibilidad del crecimiento porque, pese a que reconoce que la inversión está en niveles altos, señala un enorme atraso en la infraestructura del país. Cita las cifras del Foro Económico Mundial, que sitúan a Colombia en el puesto noveno entre 12 países de América Latina. Quinto, la calificadora encuentra debilidad en algunos indicadores de solvencia externa, en particular, argumenta que el Gobierno es un deudor externo neto y encuentra que la razón de necesidades de financiamiento externo a reservas es muy elevada.

Quizá la calificadora es injusta con la autoridad monetaria, pues el Banco de la República comenzó en forma prudente a elevar tasas de interés sin esperar a que se precipite la crisis. De todas maneras, de haber existido algún grado de inconsistencia en sus políticas, es un factor que se puede ajustar muy rápidamente en el corto plazo. Sin embargo, los otros factores que señala Fitch son más problemáticos pues tienden a ser estructurales y, por lo tanto, su solución sería mucho más complicada.

El problema de la rigidez del gasto es relativamente serio, porque detrás de dichas rigideces están leyes y normas que asignan el gasto a regiones, a sectores y a grupos sociales con un formidable poder político. La concentración de las exportaciones en pocos países y productos es otro problema estructural —y puede ser muy serio— porque su diversificación puede tomar mucho tiempo y esfuerzo y lo mismo puede decirse de la brecha en infraestructura que presenta Colombia. Estos factores hay que analizarlos con serenidad y sin estridencias para entablar una discusión constructiva y respetuosa sobre la política económica. Es la gran tarea que tenemos por delante.

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