Hambre pavorosa en Venezuela

Hernán González Rodríguez
05 de octubre de 2018 - 05:00 a. m.

A finales de julio de 2018, estimó la Asamblea Nacional de Venezuela que cada semana mueren seis niños de hambre. Algunas de las más importantes universidades de este país realizaron una encuesta a finales de 2017 y afirmaron que 87% de los hogares venezolanos eran tan pobres que no podían pagar su alimentación.

Hallaron que 8,2 millones de ciudadanos tenían dificultades para sus dos comidas diarias y que eran comidas poco nutritivas y bajas en proteínas. Seis de cada diez venezolanos han perdido unos 11 kilos de peso por culpa de la escasez de alimentos. Y esto tiende a acentuarse en el ocaso de la crisis.

El “genial” Nicolás Maduro aumentó recientemente el salario mínimo en 3.000%, le quitó cinco ceros a su moneda y eliminó algunas restricciones del control de cambio. No obstante, estas políticas son ineficientes porque no afectan las causas verdaderas de la miseria del país. Las causas reales son el socialismo que tanto aplaude y desea para Colombia Gustavo Petro y el régimen narcoterrorista del “cartel de los soles”.

El profesor Steve Hanke de la Universidad Johns Hopkins, considerado como uno de los más autorizados analistas de la inflación en Venezuela, la avecina para este año en 45.000%. Resultado de la desaparición tanto del 60% las empresas privadas, así como de los gastos y subsidios irresponsables del gobierno. Un 30% de la población no tiene empleo y vive de los subsidios.

El Índice de Miseria de 2018 coloca a Venezuela como el país más miserable hoy del planeta. Casi tres millones de ciudadanos han abandonado el país en los últimos años. La hiperinflación y la dictadura socialista han destruido las esperanzas de millones de sus ciudadanos.

Y han elevado como nunca antes las preocupaciones del pueblo colombiano por las amenazas de bombardeos e invasiones militares venezolanas y por la imposibilidad de darles empleo digno a sus refugiados, los que permanecen entre nosotros en espera de un mejor futuro, tan incierto y competido para ellos como para muchos colombianos.  

En la censurada visita de Maduro a China obtuvo un préstamo insignificante de solo US$5.000 millones. Con este prestamito se ajustan US$65.000 millones en préstamos, caja e inversiones, de los cuales todavía le debe a China más de US$20.000 millones.

Pero como los chinos no son estúpidos y ya han padecido los incumplimientos de Maduro para servir sus deudas, su incapacidad para elevar la producción petrolera y, sobre todo, la corrupción rampante, entonces lo han obligado a entregarles el manejo total del petróleo.  El país asiático es prácticamente el dueño hoy del petróleo venezolano.

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