Comunidad y desarrollo

¿Hasta cuándo el hacinamiento carcelario?

Uriel Ortiz Soto
17 de julio de 2019 - 05:00 a. m.

La población carcelaria en Colombia se aproxima a los 200.000 internos. Si se aplicara un plan padrino de descongestión carcelaria) propuesto varias veces por diferentes medios, por lo menos el 40% podrían abandonar las cárceles, bajo la protección de un padrino y un proyecto de rehabilitación y resocialización que garantice el cumplimiento de la condena.

Parece que al Gobierno le importa muy poco la grave problemática de hacinamiento carcelario que se está presentando en casi todos los establecimientos penitenciarios del país. Llevamos varios años recalcando sobre tema tan delicado y no aparece solución a la vista.

Hasta la fecha, el único programa de descongestión carcelaria posible de cumplir sin necesidad de construir más cárceles y con programas de rehabilitación y resocialización es un plan padrino de descongestión carcelaria, propuesto varias veces por el suscrito en diferentes medios de comunicación: El Espectador, la revista Semana y Eje 21, entre otros.

En este programa se muestra muy claramente que la población carcelaria existente actualmente en todo el país carece en su totalidad de la valoración del recurso humano frente a los diferentes procesos de desarrollo, posibles de cumplir y aplicables a quienes tienen cuentas pendientes con la justicia.

Es verdaderamente lamentable que a personas expertas en diferentes temas, cientos de ellas profesionales, con proyectos de vida claros y definidos, se les trunque su futuro, puesto que en los establecimientos en donde están recluidas no disponen de los medios necesarios para aplicarlos.

En el programa Los Informantes del 7 de julio, se presentó el grave problema del hacinamiento que se vive en casi todas las cárceles del país; el señor defensor del Pueblo, doctor Negret, fue su referente como testimonio válido, después de visitar varios centros de reclusión.

Lo que más duele es ver reclusas madres cabeza de familia con sus niños de brazos dentro de las cárceles donde están pagando sus condenas; si este adefesio del Gobierno colombiano no es violación a los más elementales derechos humanos de los niños, ¿a qué podría llamársele injusticia social?

Sobre este tema tenemos que decir, parodiando el refrán: “Ni son todos los que están, ni están todos los que son”, puesto que de acuerdo a informaciones recibidas por el propio Inpec, entre la población carcelaria, que se aproxima a los 200.000 internos, cientos de ellos no requieren estar en prisión, otros tantos son inocentes, muchos ya tienen pena cumplida y otros no son ningún peligro para la sociedad.

Por eso, en el plan padrino de descongestión carcelaria se propone que todos los internos sean cobijados por un decreto de emergencia carcelaria, con el fin de evaluar su situación jurídica, conducta carcelaria y la posibilidad de acogerse al programa del plan padrino, claramente explicado en artículos anteriores.

El grave hacinamiento que se está viviendo en casi todos los establecimientos carcelarios del país es de tal gravedad que no deja de ser una bomba de tiempo y en cualquier momento puede estallar, con consecuencias fatales para el Gobierno nacional.

A través de esta columna, previas las investigaciones del caso, hemos propuesto varias veces el plan padrino de descongestión carcelaria; no obstante, los debates adelantados en varias instancias aún no han tenido eco en el Gobierno nacional.

Pero lo más grave es que actualmente no existen programas de rehabilitación y resocialización, como lo exige el código penitenciario y carcelario. Lamentablemente, continuamos creyendo que mantener un grupo de personas en condiciones indignas, violándoles los más elementales derechos humanos, es cumplir con el deber del pago de una sanción penal impuesta por las autoridades competentes a quienes infringen la ley.

El plan padrino de descongestión carcelaria es algo tan sencillo de llevar a la práctica que, a lo mejor, por estar desprovisto de abultados presupuestos, al señor Gobierno y sus funcionarios se les hace de menor importancia.

¿Hasta cuándo tendremos que soportar los colombianos las diarias quejas de los medios de comunicación, denunciando la situación desde todo punto de vista inhumana en que viven los internos en las diferentes cárceles del país?

El programa que pasaron el domingo 7 de julio por Los Informantes, donde el defensor del Pueblo, doctor Negret, hizo un detallado análisis sobre la caótica situación que se vive en las diferentes cárceles del país, pone los pelos de punta a cualquiera, no solamente por el hambre y la miseria en que viven los internos, sino por los abusos a que son sometidos por algunos guardianes, a quienes muchas veces les tienen que pagar para que se les proporcione el derecho a una vida mejor.

urielos@telmex.net.co

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