¿Hay más amenazados?

Catalina Ruiz-Navarro
27 de junio de 2019 - 05:00 a. m.

La organización Somos Defensores ha registrado más de 1.477 casos de personas defensoras amenazadas desde el 2016 hasta marzo de 2019; 366 fueron asesinadas. Somos Defensores ha lanzado el proyecto “Voces a prueba de balas”, en donde cuenta la historia de 11 defensores y defensoras amenazados en Colombia.

Nelson Pacué, en el resguardo Huellas Caloto en el Cauca: “Amenazado por proteger su territorio ancestral de la minería”. “Mi lucha es caminar las huellas de nuestros ancestros para defender el territorio en su integralidad”. Guillermo Pérez, director de la asociación de campesinos en las comunidades sin tierra del Cesar: “Amenazado por pedir la restitución de tierras y la salida de la minería”. “Nuestra lucha es por la defensa de la vida, de los derechos del campesino, el acceso a la tierra, la permanencia en el territorio y la construcción de vida digna para las comunidades de la Serranía del Perijá y la Sierra Nevada de Santa Marta”. Salomé Melo, secretaria departamental de los Derechos Humanos en Nariño: “Amenazada por proteger a los jóvenes y apoyar la desmilitarización de los territorios”. “Lucho porque se nos reconozca como esos jóvenes de pensamiento libre que podemos crear una paz con justicia y armonía y dejar atrás todos esos años de violencia”. Erlendy Cuero hace parte de la asociación de afrodescendientes desplazados más grande de Colombia: Afrodes. “Está amenazada por tratar de reivindicar los derechos de las comunidades afro, por reclamar dineros perdidos de las víctimas del conflicto armado y por luchar en contra del microtráfico”. “Han sido suficientes los padecimientos y la sangre derramada de mis ancestros en la esclavitud para que hoy vuelvan esas acciones denigrantes, viviendo un genocidio a la vista de todos”. Gustavo Merchán, fiscal de la organización sindical Sintrateléfonos, amenazado por defender los derechos de los sindicatos: “Lucho porque en Colombia se den las garantías para poner la economía al servicio de los sectores explotados”. Laura Weinstein, directora ejecutiva del Grupo de Apoyo a Personas Trans (GAAT), amenazada por defender los derechos de la comunidad Lgbti: “Lucho para construir nuevas formas de justicia, de respeto y de diversidad”. Martha López, lideresa social campesina del municipio de Apartadó y profesora voluntaria de 150 niños y niñas: “Amenazada por proteger los derechos de los campesinos, los niños, los indígenas y los afros”. “Siempre he luchado en medio de las balas, de la persecución”. Martha Rojas, de Tebaida, Quindío, quien con su grupo de trabajo crearon un equipo de fútbol para niños y niñas del barrio, recuperaron polideportivos, pavimentaron andenes, calles y consiguieron alumbrado público: “Amenazada por proteger los derechos de su comunidad del crimen organizado y la drogadicción”. “Mi compañero Édgar Alvarado tuvo que haber perdido su vida para recuperar este polideportivo”. Luis Pérez, quien hace parte del Comité de Integración Social del Catatumbo, “ha decidido continuar con el legado de su familia y luchar por la defensa de los derechos humanos y, sobre todo, de la madre tierra. Está amenazado por proteger a los a los campesinos de su región”. “Lucho para que en el Catatumbo haya vías de acceso en buen estado y así el campesino pueda comercializar sus productos y contar con puestos de salud para atender sus necesidades básicas”. Carolina Sánchez, estudiante de Derecho de la Universidad del Cauca y parte de la Organización para el Desarrollo Urbano y Campesino (Ordeurca): “Amenazada por proteger los recursos naturales de Colombia del crimen organizado y la drogadicción”. “Lucho todos los días porque tengamos derecho a vivir, al agua, al territorio, por el reconocimiento del campesino como sujeto de derechos”. Cecilia Mantilla, del municipio de Betulia, Santander, pescadora del río Sogamoso, hace parte del movimiento social de los ríos Sogamoso y Chucurí, articulado a Ríos Vivos Colombia”. “Aguas para la vida, no para la muerte”.

¿Hay más amenazados? Sí, y con sus luchas arriesgan la vida para conseguir los derechos que debería garantizarnos el Estado. No hay peor ciega que la que no quiere ver.

@Catalinapordios

 

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