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Historia de dos ciudades: ETB y UNE

Juan Carlos Gómez
25 de mayo de 2015 - 02:00 a. m.

Como en la novela de Dickens, Bogotá (con ETB) y Medellín (con UNE) protagonizan historias paralelas.

UNE resulta de la escisión del negocio de telecomunicaciones, antes integrado a la venerable EPM. El año pasado UNE se fusionó con la multinacional Millicom. Así nació la actual Tigo-UNE, una empresa pujante, audaz e innonvadora que podría convertirse en el segundo operador móvil, por encima de Movistar, y cuyos ingresos en el año 2015 superarían los $3 billones.
 
En contraste, a ETB no le ha ido bien en sus tratos con otros operadores nacionales y extranjeros, quienes en ocasiones se han aprovechado de su debilidad de negociación. Después de un frustrado proceso de privatización durante la administración de Peñalosa, la empresa ha logrado sobrevivir, pese a la abrumadora presión competitiva de la oferta triple play de Claro/Telmex. Aunque su pérdida de clientes y de ingresos es vertiginosa y tiene serias deficiencias en el servicio al cliente, ETB está haciendo significativos esfuerzos para sobrevivir, pero necesita un serio empujón de Bogotá y sus gentes, como los tiene Tigo-UNE en su terruño.
 
Por ejemplo, en la Ley del Plan de Desarrollo aparece furtivamente un articulito que dispone que la cesión de los permisos de uso del espectro radioeléctrico no generará contraprestación alguna a favor de la Nación.
 
Según publicaciones de prensa, esta norma proviene de una proposición de la bancada paisa en el Congreso para proteger el patrimonio de Tigo-UNE, por si la Nación pretendiera beneficiarse de la significativa plusvalía que le generaría a este operador la cesión a un tercero de buena parte de las frecuencias que le sobran, como consecuencia de la fusión.
 
Más allá de la constitucionalidad del tal articulito, se demuestra una vez más que Medellín, los paisas y los congresistas de la región de verdad están con Tigo-UNE. En contraste, ETB parece no tener dolientes, lo cual debe cambiar. Al fin y al cabo esta empresa no es del alcalde, sino de los bogotanos quienes deberíamos preocuparnos seriamente por su futuro. ETB puede ser la garantía de que el acceso a internet sea verdaderamente un derecho ciudadano y no un negocio de deplorable relación calidad/precio.
 
 
@jcgomez_j

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