Impuestos

José Fernando Isaza
18 de mayo de 2017 - 02:00 a. m.

En la lista de chequeos que debe cumplir el país para ser admitido en la OECD, no ha aprobado los aspectos impositivos y de distribución del ingreso.

En el año 2015 los ingresos tributarios del Gobierno Central eran del 14,7 % del PIB y en el mundo esta cifra era del 15,8 % (Banco Mundial). Las cifras correspondientes a los países de la OECD son muy superiores tanto al promedio mundial como el colombiano: 33,8 % del PIB; en Francia y Dinamarca llega al 45,5 % y 46,6 %, respectivamente( OECD).

Cuando se comparan con las cifras del Banco Mundial, la diferencia de Colombia con los países de mayor tributación es menor, pues no se incluyen los aportes de la seguridad social. La ultima reforma tributaria debe aumentar la participación impositiva en el país cerca del 1,5 % del PIB.

Dos hechos ciertos a primera vista parecen contradictorios. El primero es la baja participación de los impuestos en el PIB comparados con países de América Latina y muy inferiores a la tributación en los países de la OECD. El segundo es que los impuestos nominales en Colombia son superiores a los tributos en la mayoría de los países de América Latina y los países europeos.

La contradicción se explica por los elevados niveles de informalidad que estimulan la evasión, por la complejidad de las normas tributarias que facilita la elusión. A esto deben agregarse las múltiples exenciones tributarias, fruto más de la actividad de lobby que de la racionalidad económica; esto lleva a que la tarifa real sea muy inferior a la nominal.

La proliferación de gabelas y exenciones otorgadas a las grandes empresas, mineras en especial, durante la pasada administración impidió que el país se hubiera beneficiado del ciclo de los elevados precios de las materias primas. Países como Australia y Canadá modificaron su legislación tributaria para obtener beneficios más equitativos para su población cuando los precios estaban al alza.

Algunos hechos por lo menos despiertan inquietudes. En el pasado, la reducción de los impuestos a las empresas que se instalaron en zonas francas era solo para las exportadoras. Para beneficiar a los grandes conglomerados se creó la figura de la zona franca uniempresarial, con reducción de impuestos del 33 % al 12 %, así estas no fueran exportadoras. Bavaria aprovechó esta ventaja, estaba en su derecho, para instalar la planta que de todas formas iba a construir, en el Valle del Cauca, y obtuvo del Gobierno que se le aceptara ser zona franca uniempresarial. No deja de despertar suspicacias que Bavaria hubiera vendido a los hijos del presidente las tierras de Mosquera que luego cambiaron el uso a zona franca con grandes utilidades y que le hubiera otorgado un contrato a la empresa de estos jóvenes emprendedores. Todo legal, pero alejado de las reglas de buena conducta política que dicen que los hijos de un presidente no deben hacer negocios con empresas que contratan con el Estado.

La simple comparación de los niveles de tributación de Colombia con los países europeos no es suficiente, pues en estos el ciudadano recibe educación de calidad gratuita, servicios de salud adecuados, seguro de desempleo, seguridad de jubilación, etc. Aquí nominalmente una persona natural de ingreso medio-alto puede tributar un 25 %, contra un 45 % a 50 % de un europeo, pero en el país debe destinar buena parte del ingreso restante a pagar salud, educación, ahorro para el desempleo y ahorro para la vejez.

 

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