Independiente Del Valle

Antonio Casale
30 de septiembre de 2019 - 02:00 a. m.

La semana pasada Independiente del Valle, un equipo hasta hace poco desconocido en el continente, eliminó a Corinthians de Brasil para situarse en la final de la Copa Sudamericana. Será la segunda final continental en tres años (en 2016 disputó la de Libertadores ante Atlético Nacional), nada mal para un equipo que apenas lleva un poco más de una década compitiendo en la primera división de su país.

Michel Deller, un multimillonario ecuatoriano, dueño de varios centros comerciales, una inmobiliaria y la franquicia de Kentucky Fried Chicken en su país, es el máximo accionista de un club cuyos otros socios son su círculo más cercano de amigos. Juegan en Sangolqui, una población de 80.000 habitantes cuyo estadio apenas puede albergar a unos 8.000 espectadores, razón por la cual los partidos importantes los disputan en el Atahualpa de Quito. Siguen el modelo de la Aspire Academy de Qatar, que es propiedad de un amigo de Deller. De hecho su entrenador actual, el español Miguel Ángel Ramírez, llegó al club para implantar el modelo qatarí. La premisa es formar seres humanos con altas capacidades físicas, mentales y futbolísticas. El credo de la institución reza que se formarán personas con conceptos claros de solidaridad, unión y superación para lograr el éxito.

En su sede se forman hoy más de 120 jóvenes que sueñan con ser futbolistas. En sus instalaciones estas personas estudian para graduarse del colegio, son alimentados acorde a las necesidades de alguien que pretende hacer parte de la élite del fútbol mundial y reciben sesiones de entrenamiento mental para deportistas. Su estructura es pequeña. Al comienzo las decisiones las tomaban los socios pero desde hace un tiempo cuentan con el cargo de gerente deportivo, hoy en día es Santiago Morales, a quien le dejan todas las decisiones relativas al fútbol.

Ecuador no es un país exportador de futbolistas por excelencia. Sus equipos viven de los derechos de televisión, las taquillas y lo que se pueda hacer en el departamento de mercadeo. Independiente del Valle, en cambio tiene como prioridad para subsistir la venta de derechos deportivos de jugadores. Por eso sus objetivos pasan por lograr títulos nacionales e internacionales y ser la base de las selecciones ecuatorianas en todas sus categorías. Arturo Mina, Juior Sornoza y Jefferson Orejuela son solo algunos de los nombres que ya son parte de la sección absoluta y juegan en clubes importantes alrededor del mundo.

Pareciera que lo de este club ecuatoriano es más de lo mismo. La estrategia de Independiente Del Valle parece calcada de la de muchos otros clubes del continente. La diferencia es que ellos la ejecutan al pie de la letra, con honestidad, no hacen negocios extraños y son fieles a su proyecto. Los resultados saltan a la vista.

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