¿Inteligencia o superficialidad artificial?

Felipe Jánica
21 de octubre de 2019 - 05:00 a. m.

La cuarta revolución industrial ha conllevado transformaciones fantásticas. Pensar en que puedan existir habilitadores de esta revolución que sean coadyuvantes al desarrollo social es plausible. Los avances en la tecnología, aunados a los desarrollos científicos, han logrado curas de enfermedades y seguramente lograrán mucho más en tiempos venideros. En materia económica, la transformación digital ha logrado tener casi todo a un clic de distancia. Con ello, el consumo de productos y servicios se ha democratizado a tal punto que las tendencias de consumo se están basando en estudios que incluyen conceptos antes no pensados, como los de la inteligencia artificial. Pero ¿qué tan preparados estamos para aceptar que la inteligencia artificial será la que conduzca nuestros patrones de conducta? Y ¿qué tan responsable es la sociedad al aceptar esta nueva tendencia?

Soy un convencido de que la tecnología es necesaria para habilitar el principio básico de la cuarta revolución industrial: estar conectados. La conexión hay que entenderla no como la que se obtiene a través de internet; de hecho, internet es incluso un habilitador más de la conexión. La conexión, según mi entender, a la que se refiere la cuarta revolución industrial está con conectarse con sus interesados claves. Si una compañía productora se conecta mejor con sus clientes, más posibilidades tendrá de persuadirlos para vender sus productos o servicios. De la misma manera, esta conexión debe ser responsable y por ello no solo debe conectarse mejor con sus clientes sino también con sus empleados, proveedores, comunidades y el medio ambiente (stakeholders). Esta conexión permitirá a esa compañía productora de productos o servicios conocer si su producto o servicio será trascendental positivamente a sus interesados claves o stakeholders.

La conexión es relevante para saber si ese producto o servicio tendrá un impacto positivo en los interesados claves y, mejor aun, conllevará a su progreso sostenible. Así las cosas, es más que necesario que las organizaciones (empresas con o sin ánimo de lucro y los estados) sepan que estar en la cuarta revolución industrial no es una opción, hoy día es un deber. Para ello es necesario que su planeación estratégica se renueve y se establezcan objetivos claros en materia de innovación y emprendimiento corporativo, coadyuvados por el uso de habilitadores tecnológicos.

No obstante, el punto importante de análisis es tener claro qué tan responsables estamos siendo con el uso de la tecnología y el uso, por ejemplo, de la inteligencia artificial. Jamás debe confundirse que este habilitador podrá estar por encima de la inteligencia humana. Tener presente que debemos ser congruentes con nuestros principios nos conducirá a hacer siempre lo correcto. Lo correcto en esta discusión es que la mejor conexión con nuestros interesados claves se dará mejor en la medida que nos conozcamos mejor y tengamos intercambio de ideas, solo así se podrá construir confianza, que dicho sea de paso es el principal argumento de relaciones de largo plazo.

@JnicaV

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