Pazaporte

Intermedio

Gloria Arias Nieto
18 de febrero de 2020 - 05:00 a. m.

Somos lo que hemos vivido, hecho y sentido. Somos errores, pulsos y aciertos; sobrevivientes que esquivamos la bala perdida, o no tuvimos lugar en el Titanic de turno. Somos fiebre, silencio y asombro. El intermedio entre dos grandes misterios. No es gratis estar vivos, y si no aprendemos del pasado, la historia nos leerá como una sumatoria de pasos vacíos.

Una sociedad que no aprende las lecciones, se auto-condena a la reiteración del fracaso. 60 años de guerra, no sé cuántos procesos de paz fallidos, y uno que finalmente sí fue acordado y firmado, y ahora, en serio, ¿vamos a mandarlo y mandarnos al cementerio? El mundo exterior mira aterrado los errores que estamos cometiendo y no puede creer que insistamos en aferrarnos a una oscuridad gestionada por la incompetencia y el egoísmo. 

Estamos en un país difícil, en el que duelen las más atroces presiones de ejércitos clandestinos que incendian oleoductos y camiones, y expulsan periodistas de su territorio. Y duele también, con un dolor distinto pero real, un gobierno de espaldas a la gente; un régimen que no cuida la vida que juró defender y ahoga en calumnias a quienes se atreven a sacar a relucir la verdad.

No tenemos por qué “someternos” a los ultimátum de grupos armados anacrónicos y clandestinos, ni a la ineptitud de mandatarios que aun no comprenden de qué se trata la democracia y, ensimismados, siguen dándole portazos a la paz. 

Siempre me parecerá abusivo, torpe y desgastante el uso de la violencia y la intimidación, y es preciso blindar con firmeza el inmenso trabajo de los negociadores de la Habana; no vamos a devolvernos al país amedrentado, matriculado con el odio y la discriminación, fatalmente incapaz de resolver sus conflictos sin un fusil bajo el brazo o el botón del bombardeo entre los dedos. 

Y si no queremos nuestros campos llenos de coca, ni fumigados con venenos que dejan muerta la tierra y desahuciados a los campesinos, exijamos que se cumpla uno de los ejes fundamentales del acuerdo: una reforma rural genuina, con presupuesto, decisión política, gente y voluntad social.

Bueno, vamos a lo positivo: Este 20 de febrero el movimiento Defendamos la Paz (DLP) cumple su primer año de trabajo por la implementación de los acuerdos de paz, la protección de los líderes sociales y los miles de excombatientes de la FARC que siguen cumpliendo lo pactado. Un año en el que aprendimos a cambiar telarañas atávicas, por tejidos de afecto y vínculos antes impensables; comprendimos que nada ni nadie es insalvable, ni siquiera nosotros mismos. Un año que nos ha cambiado la vida a muchos y nos ha dado herramientas para no desistir en la arquitectura de un país libre de violencia. Este jueves en la Alcaldía de Bogotá, el encuentro “Paz territorial con las autoridades regionales y locales”, será un día abierto a los pactos por la vida, la reconciliación y la implementación in situ, de los acuerdos de paz. 

Y volviendo al intermedio y los misterios que mencioné al principio, buen viaje, Roberto Zarama, amigo y cómplice “en el silencio mudo”. Donde estés, siente la felicidad de saber que, gracias a ti, 40.000 jóvenes están cumpliendo el sueño y el compromiso de romper los imposibles, y convertirse en los mejores profesionales de Colombia. ¡Ser pilo sí paga! Gracias por ellos, por ti, y por esa mirada sonriente y desvelada, bondadosa y pensativa, como si desde siempre vinieras de un más allá.

ariasgloria@hotmail.com

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