Inundados de coca

José Manuel Restrepo
19 de marzo de 2017 - 03:00 a. m.

Las cifras no mienten y realmente son preocupantes. De cerca de 60.000 hectáreas de coca que tenía el país, según el Departamento de Estado de los Estados Unidos en el 2010, al cierre del año 2016 ya teníamos cerca de 180.000 hectáreas, y muy seguramente este año podrá fácilmente llegar a las 200.000 hectáreas.

Un crecimiento en seis años del orden del 200 % que nos devuelve al deshonroso primer lugar de productores de cocaína en el mundo. Simultáneamente, en ese mismo período la demanda mundial de drogas ilícitas, según el más reciente estudio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, aumentó de 226 millones de consumidores en el 2010 a 247 millones de personas en el año 2014.

Un crecimiento menor, pero de todos modos importante, en el contexto de todas las estrategias y políticas que se han adoptado para frenar este mal. Entre estos datos, las regiones del mundo donde el consumo crece más son América del Norte y Europa occidental y central, donde se presume que el control a la demanda es aún más fuerte. Como lo reconoce William Brownfield, antiguo embajador de EE. UU. en Colombia y hoy subsecretario de Estado para asuntos de narcotráfico internacional, “Estados Unidos sufre la peor crisis de droga desde los años 80... Hoy en día tiene más comunidades, más familias y más regiones confrontadas al problema de la droga y la adicción”.

Tristemente, también, basta recorrer las poblaciones más pobres de Colombia, como lo he constatado personalmente en la región Caribe y la Oriental, para descubrir que el crecimiento del microtráfico y el narcomenudeo es gigantesco, con una gran repercusión en delitos asociados a otras formas de violencia.

La forma como se desarrolló la reciente visita a Colombia de William Brownfield para abordar estos asuntos con el Gobierno Nacional confirma que ambas naciones, y seguramente muchas más, tienen rabo de paja, prueba de lo cual es que la visita en mención no dio lugar a ninguna declaración pública de ninguno de los dos lados, aunque dejó en evidencia que en ambas perspectivas del mercado parece que tenemos un problema delicado. Digámoslo de frente para ser claros y precisos. Según los datos, la política antidrogas (en producción y consumo) que se sigue tanto hoy en Colombia como en EE. UU. y el mundo entero, es un absoluto fracaso. A pesar de los costos en vidas humanas, recursos públicos y aún en el desarrollo de muchas naciones, los impactos son mínimos y el problema sigue su marcha de forma preocupante.

Puntualmente, en producción, en Colombia debe decirse también que la disminución dramática de la fumigación aérea (sea o no conveniente, y eso aún es muy poco claro, pero claramente una causa sustantiva), sumada al contenido y la forma de los acuerdos sobre droga en el proceso de paz, han dado como resultado un crecimiento inusitado en las hectáreas de coca cultivadas (no es extraño, entonces, que las zonas donde más se cultiva sean santuarios históricos de la guerrilla, como la zona de Catatumbo y el suroccidente de Colombia), que llevan al actual ministro de Defensa a reconocer que estos datos se reciben “sin sorpresa, pero con auténtica preocupación”. Llegó entonces el momento de pensar en ocuparse antes que preocuparse.

¿No será este el momento de insistir en vías alternas, tanto en la oferta como en la demanda? ¿No será hora de liderar en el mundo una aproximación de mercado para que hablemos de frente en el tema de legalización y destinemos los recursos que ese mercado genere a una campaña masiva y profunda de prevención del consumo en familias y en la juventud? Y mientras tanto, no sigamos esperando que a través del acuerdo con las Farc vamos a concertar con las comunidades la erradicación, porque, entre otras cosas, muy seguramente más del 70 % del mercado ya cambió de manos. Me pregunto si no es más conveniente un programa serio y rentable de sustitución de cultivos con una mano fuerte en simultánea en erradicación manual y aérea. En esto sí aplica la célebre frase de Albert Einstein: “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

jrestrepo@gmail.com / @jrestrp

 

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