Investigación en salud, un acto de fe

Columnista invitado EE
30 de mayo de 2018 - 08:27 p. m.

Por: Juan Manuel Anaya*

La segunda convocatoria del programa Ecosistema Científico buscaba aunar esfuerzos para fortalecer la calidad de las Instituciones de Educación Superior (IES) en investigación, docencia e internacionalización, a través del desarrollo de actividades de ciencia, tecnología e innovación. Esta convocatoria es financiada con recursos provenientes del crédito solicitado por el ICETEX al Banco Mundial y gestionados bajo la modalidad de convocatoria pública.

Habiendo sido tan atractivo su apoyo financiero (cada propuesta recibirá cerca de 18.000 millones de pesos), paradójicamente solo hubo una propuesta en la categoría de salud, a pesar del número creciente de investigadores y grupos en esta área, la que supuestamente le ha dado mayor reconocimiento al país en investigación. La evaluación de las propuestas contempló dos componentes. El primero, técnico-científico, estuvo centrado en una problemática del país, estipulada en los términos de la convocatoria. El segundo, de fortalecimiento, calificó el impacto en I+D+i de las IES y el sector productivo.   

La calificación del componente técnico-científico sólo sirvió para pasar al segundo componente, sin que se tuviera en cuenta para el puntaje final. En el componente de fortalecimiento se evaluaron cinco criterios: cobertura departamental, capacidad y calidad, nuevos investigadores, I+D+i y productividad y, por último, coherencia. Para los criterios 1 al 4 se utilizaron fórmulas que incorporaron datos del 2015 y 2016 de cada miembro de la alianza que conformaba cada propuesta. El quinto criterio fue subjetivo y se esperaba que fuera la consecuencia de los anteriores.

Las temáticas del foco de salud deberían ser dirigidas a “salud materna, perinatal y primera infancia, condiciones crónicas no transmisibles, condiciones transmisibles e infecciosas, salud mental y enfermedades neurodegenerativas, enfermedades autoinmunes, raras y huérfanas, malnutrición y salud ambiental”. Estos temas, a pesar de ser esenciales para el desarrollo del país, pareciera que no fueron lo suficientemente atractivos para los grupos de investigación, o la magnitud de la convocatoria excedió las capacidades de los grupos, dado que solo uno, en alianza con otros, se presentó al foco de salud: la Alianza nacional de autoinmunidad y reumatología (ANDAR), la cual fue, al final, no elegida.

Varios son entonces los interrogantes sobre el panorama desolador de esta convocatoria en el campo de la salud. Panorama que puede ser el reflejo de lo que perciben los grupos cuando se pide que el fin sea la cantidad y no la calidad. Quizás los grupos de investigación en salud no son atractivos para fondos de inversión, puesto que los resultados no son medibles sino a largo plazo. Cuando un proyecto es calificado con indicadores de “desarrollo y mejora de proveedores y/o compradores a través de diferentes estrategias, desarrollo de nuevos mercados y clientes o fortalecimiento de mercados actuales (…)”, no son muchos los que se le miden a participar. Vale la pena aclarar que el programa elegido en el foco de bioeconomía ha sido presentado como de salud, sin que en la convocatoria este programa perteneciera a dicho sector. Una decisión cosmética, de última hora, que no demerita la calidad de la propuesta, pero que sí desinforma.

¿Qué pasó entonces con ANDAR? La propuesta de esta alianza consistió en la “aplicación de un modelo traslacional para el control de las enfermedades autoinmunes y comorbilidad”. Tema también considerado en el Programa Marco Horizonte 2020 de la Comunidad Económica Europea. Participaron ocho IES acreditadas y ocho no acreditadas con un impacto en 15 departamentos. Así mismo, cinco de las mejores instituciones del “Ranking de Shanghai” hicieron parte de ANDAR.

Se supo que fue bien evaluada en el componente técnico-científico y en los cuatro primeros criterios de fortalecimiento. Todo lo cual auguraba que sería elegida. Pero el puntaje del quinto criterio, el de coherencia, la descalificó. El porqué es una incógnita, para unos una incoherencia, para otros no tanto, y para el resto “las reglas del juego”. Colciencias informó haber respondido las aclaraciones solicitadas. Sin embargo, todavía se esperan las respuestas al reclamo de 21 páginas enviadas.

La investigación en salud seguirá siendo una paradoja. ¿Precio sombra? La culpa, si acaso hay alguna, los investigadores deberán encontrarla. Entre tanto, no queda más remedio que seguir siendo colombiano: un acto de fe, como bien le dijera a Ulrica el estudiante de la Universidad de los Andes Javier Otálora. 

*Director del Centro de Enfermedades Autoinmunes de la U. del Rosario

 

 

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