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Irregularidad suramericana

Antonio Casale
25 de noviembre de 2008 - 12:29 a. m.

El mal ajeno no debe servir para consuelo de tontos, pero si algo es cierto es que la crisis del fútbol colombiano no sólo le atañe a nuestro país, la irregularidad y la mediocridad se apodera de todo el continente.

La clasificación de la FIFA, así muchos no le crean, muestra una realidad escalofriante, pues hasta hace unos pocos años era normal que entre los tres primeros estuviera Brasil y que Argentina peleara el top 5. Asimismo encontrábamos entre los diez primeros a Colombia, Paraguay y México. América siempre era importante, hoy Brasil es quinto, Argentina sexto, Paraguay 17; Uruguay, México y E.U. están entre los puestos 20 y 30. Ecuador, Chile y Colombia aparecen entre los lugares 30 y 40.

Observamos los torneos locales de la región y encontramos que los históricos ahora son chicos superados ampliamente por equipos sin hinchadas pero con buenos procesos que con lo mismo de antes ahora son más que los grandes, a quienes saquearon y dejaron sólo con su hinchada como activo. América en México, Fluminense, Santos y Corinthians en Brasil, Millos y Santa Fe, en Colombia; Alianza Lima, en Perú; River, Racing y Rosario Central, en Argentina, y la U en Chile son sólo algunos ejemplos de equipos otrora ganadores que hoy navegan en el mar de la irregularidad. Conclusión, la rebelión de los chicos no demuestra que el nivel suba, sino que se emparejó la cosa por lo bajo en todo el continente.

El comercio de jugadores conforma un renglón importante de la economía de países como Uruguay y en todo el continente buscan exportarlos antes de que terminen su crecimiento físico y mental, todo por el afán de enriquecerse a costa de lo que sea. El tráfico de jugadores sólo beneficia a los empresarios, pues son pocos los que hoy logran triunfar en Europa y casi siempre se devuelven a lo sumo en dos años con el rabo entre las piernas y, eso sí, con una buena cantidad de dinero en sus cuentas, situación que hace que sin ambiciones, su nivel nunca vuelva a ser el mismo que mostraban antes de irse.

Para completar, buscando que la gente volviera a los estadios nos inventamos en todos los países torneos de tres meses, permisivos desde todo punto de vista a quienes no tengan la estructura necesaria para aguantar todo un año con un equipo competitivo.

Tendría la Conmebol que reunirse para algo distinto a tomar trago y hacer torneos que den dinero porque el fútbol de la región, tal vez uno de los pocos motivos de orgullo mundial, está en crisis.

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