Izquierda unida jamás será izquierda

Óscar Sevillano
19 de abril de 2018 - 04:55 a. m.

Se equivocan quienes piensan que en Colombia hay un proyecto de izquierda, porque lo que  han demostrado en los últimos años quienes aseguran defender esta postura política es que lo que existe en nuestro país es una cantidad de egos de izquierda, que en algún momento de su historia estuvieron agrupados en una especie de gremio sindical llamado Polo Democrático, en donde la regla número uno para ser un integrante es no estar de acuerdo con lo que piensan o dicen sus demás compañeros.

Pueda que tengan buenas ideas, que en el papel suenen hermosas y luzcan como lo ideal para que este país deje de ser uno de los más inequitativos no solo en Latinoamérica, sino en el mundo entero. El problema es que la costumbre de los políticos de izquierda en Colombia de no aceptar las ideas de sus pares, y sí más bien querer imponer las suyas por sobre las de los demás, les ha significado una sin salida en donde su única opción es sobrevivir,  y estos parecen no darse cuenta.

Dicen que las dificultades generan oportunidades que permiten buscar soluciones a las sin salidas como las que, por ejemplo, vive la izquierda en Colombia. Lástima que los egos de estas personas sean tan grandes, que no les permiten buscar una solución a sus crisis para dejar de actuar con ese individualismo que tanto les caracteriza,  y así participar en política en bloque, para que de manera unificada puedan continuar con sus luchas sociales.

Uno no entiende cómo en lugar de brindar su apoyo en bloque al candidato que la dirección del Polo Democrático decidió respaldar para la Presidencia de la República (Sergio Fajardo),  buscando acuerdos que permitan que todos se vean representados en su figura, personajes como Iván Cepeda, Alirio Uribe y Alexander López deciden dar su respaldo a otro, que aunque de izquierda (Gustavo Petro) representa todo lo que ellos dicen odiar, es decir: el autoritarismo y desprecio por la institución y las normas. Ya lo demostró durante su paso por la Alcaldía Mayor de Bogotá.

Son ese tipo de contradicciones en la política colombiana las que no permiten que la población se enamore mayoritariamente de quienes dicen representar sus intereses en las discusiones de tipo nacional.

Si Gustavo Petro se caracterizara por ser un político que escucha y respeta lo que opinan y piensan los demás, se entendería la decisión de no ir en la misma dirección del Polo Democrático, pero sobre una persona como él que no acepta lo que otro piensa, que cree que su palabra está por encima del bien y el mal, cuya experiencia como gobernante fue pésima y que para colmo de males es de los que divide con su actuar, fácilmente se puede concluir que no es precisamente el candidato ideal por el cual salir a darse la pela.

Pero esto no solo ocurre en los casos ya mencionados, porque Jorge Robledo tampoco se queda atrás en esta extraña manera de actuar de los políticos de izquierda en Colombia. No olvidemos su rencilla con Clara López, y de esta última recordemos que, con tal de no ir en bloque y respaldar la aspiración del senador a la Presidencia de la República, decidió retirarse de Ministerio del Trabajo, donde desempeñaba un buen papel, para presentar su candidatura al primer cargo del país, a la que tuvo que renunciar porque se dio cuenta de que nada estaba haciendo y relegar su participación en la campaña como fórmula vicepresidencial de Humberto de la Calle,  candidato no de izquierda, sino del Partido Liberal.

A lo anterior  le debemos  sumar la actitud de Ángela María Robledo, quien dando muestras de que jamás ha estado con las decisiones del partido por el que se hizo elegir como representante a la Cámara acepta ser fórmula vicepresidencial de Petro, y al igual que su ahora jefe busca dividir a los verdes llevándoselos a su campaña. La pregunta aquí es si su maestro y mentor Antanas Mockus, el mismo que ella menciona todos los días y pone como ejemplo, actuaría de esa manera.

Al parecer nada hará que los políticos de izquierda en Colombia abandonen sus egos y busquen unificar un proyecto de esta tendencia para nuestro país, con el que puede uno no estar de acuerdo, mas no por esto hay que desconocer que  representan  el pensamiento un gran parte de la población en nuestro país, lo que indudablemente, si no se cambia de actitud, provocará que la participación de este sector continúe disminuyendo.

Prueba de lo anterior es que en las pasadas elecciones legislativas el Polo Democrático pasó de tener tres representantes a la Cámara a lograr dos en estas elecciones, y de no ser por la presencia de Jorge Robledo en la lista a Senado no hubiese podido mantener el mismo número obtenido en el 2014 (cinco curules).

@sevillanojarami

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