Jóvenes, pornografía y genitales

Claudia Morales
28 de septiembre de 2017 - 07:57 p. m.

“Cuando Maya Bernstein, 18 años, se volvió activa sexualmente en el colegio, estaba nerviosa. ¿Cómo sabría qué hacer? «Mis amigos me dijeron, mira pornografía y aprenderás cómo hacer todo«”. Así empieza un artículo de la revista Time, titulado “Por qué más adolescentes se están practicando la cirugía plástica vaginal”.

No voy a hacer ningún alegato mojigato contra la pornografía. La reflexión que plantearé es sobre si es el referente adecuado para formar a los jóvenes en el inicio de su sexualidad, si debe ser el ejemplo a seguir en la forma como el cuerpo debe lucir y nuestro rol como padres ante estas problemáticas.

Según datos de la Sociedad de Cirugía Plástica Estética de Estados Unidos, durante el año 2014 en ese país, 222 niñas menores de 18 años se sometieron a una labioplastia, cirugía con la que modifican los labios menores de la vagina; la cifra subió a 400 un año después y a 560 en el 2016. La misma Sociedad admite que ese número seguirá aumentando porque cada vez es mayor el descontento de las adolescentes con sus genitales.

¿Por qué? Varios expertos coinciden con que al igual que existe la presión para que las niñas y mujeres estemos flacas porque solo así se supone que somos bonitas, “la pornografía enseña que para ser sexy los genitales deben verse de cierta manera”, dice Rachel Simmons, autora del texto en Time. “Eso está pasando por la ausencia de educación de los padres de familia, y de mensajes positivos acerca de la forma de la vulva de las niñas”, sostiene la doctora Emily Nagosky, directora de Bienestar en Smith College.

¿Es un fenómeno exclusivo de los Estados Unidos? No. Para esta columna, la doctora Juanita Gémpeler, sicóloga clínica y directora científica de Equilibrio, reconoce el problema y lo asocia con la presión socio cultural para tener una forma corporal específica. Opina que es relevante “dar una educación integral, facilitando que las niñas conozcan su cuerpo y que ese conocimiento incluya la vagina y el placer asociado. Eso es clave para permitirles familiarizarse con su cuerpo de una manera agradable y realista”.

Le pregunté a la doctora Lina Triana, cirujana plástica, expresidente y miembro de la junta directiva de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva –SCCP- qué piensa de la presión sobre las adolescentes y el incremento de las solicitudes para hacerse la labioplastia, y para ella “todo procedimiento de cirugía estética llevado al extremo es malo. Las menores de edad no tienen la suficiente madurez para tomar esa decisión, yo no estoy de acuerdo. Las niñas a veces crean ideales que no son reales y por eso también hay muchas más anoréxicas que antes”.

Las dos especialistas coinciden con que es importante analizar la incidencia del Trastorno Dismórfico Corporal, que en palabras de Gémpeler, “consiste en que se exagera la percepción de una parte del cuerpo o se imagina un defecto que no está presente. En este caso, la forma de la vulva”.

Y nosotros, padres de familia, ¿estamos dispuestos a hablar del tema? ¿Comprendemos que el asunto también involucra la forma como criamos a los varones? ¿Entendemos las consecuencias de no fortalecer la autoestima? ¿Nos sigue pareciendo normal que las niñas sean educadas para complacer y no para buscar su propio placer? ¿Siguen siendo el cuerpo y la sexualidad un tabú? Debatamos.

* Periodista. @ClaMoralesM

 

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