Notas de buhardilla

Jugando con candela

Ramiro Bejarano Guzmán
06 de mayo de 2018 - 02:00 a. m.

Lo que faltaba a esta campaña presidencial era que coincidieran la baja o el estancamiento en las encuestas de algún candidato con el supuesto hallazgo de un complot en contra de ese mismo aspirante. Eso es lo que en plata blanca ha pasado con Iván Duque, ahora amenazado, no se sabe por quién ni cómo, precisamente cuando es notorio que las firmas encuestadoras que lo habían elevado a la condición de imbatible han detectado que las cifras tan halagüeñas de hace unas semanas hoy ya no le sonríen. También Vargas Lleras reclamó ser objeto de amenazas, pero la gran diferencia es que en su caso sufrió dos graves atentados justamente cuando el presidente era Álvaro Uribe, el mismo que gobernará en cuerpo ajeno si Duque llegase a ganar.

No afirmo, por supuesto, que la campaña de Duque haya optado por victimizarlo ante la pesada perspectiva en las encuestas, ni siquiera porque ese procedimiento no sea extraño en la doctrina de Álvaro Uribe, pues no todos hemos olvidado que, en los tiempos de su Presidencia, también reventó el rumor de un atentado al mandatario del que nunca se conocieron evidencias, pero al que el gobierno de entonces le hizo gran despliegue mediático. No obstante, como a muchos otros colombianos, también me causó inquietud que las autoridades hubiesen alertado a Duque con tanta prontitud y sin ninguna prueba de un aparente complot en su contra, pero no le hubiesen avisado a Gustavo Petro que ya venía andando otro atentado ejecutado por un preso cubano que confesó haber venido a matarlo a él y a alias Timochenko. Pero no solo admitió eso, sino además que fue contratado en Miami por unos compatriotas suyos y por miembros de la ultraderecha colombiana para ejecutar estos crímenes y también para secuestrar al embajador cubano en Colombia.

Así como Duque responde que él no puede ser intérprete de los trinos de su jefe, seguramente encontrará licencia para guardar silencio frente a la preocupación legítima de muchas personas porque estén andando conspiraciones criminales para aniquilar candidatos presidenciales de izquierda. Y lo que es todavía más inquietante es que el cubano detenido dizque por conformar el brazo armado de un grupo islámico, a pesar de haber sido capturado desde marzo, solamente se haya hecho visible con posterioridad a que se conociera del plan criminal urdido contra Duque.

La Fiscalía tiene la inmensa responsabilidad de establecer qué esta pasando y por qué el mercenario cubano resultó muy locuaz frente a los micrófonos radiales para divulgar que había sido contratado para asesinar a los aspirantes de la izquierda y secuestrar a un embajador, pero no les había revelado nada a los sabuesos del ente investigador. El fiscal Néstor Humberto Martínez, que diariamente llena los espacios noticiosos para conceder más de una rueda de prensa sobre lo divino y lo humano —un día en la mañana acusa a los dueños de un supermercado de ser testaferros de las Farc, que luego son liberados por falta de pruebas, y en la tarde anuncia que al amenazado testigo Areiza lo asesinaron por líos de faldas o que Marlon Marín le dio la clave de los robos de los dineros de la paz—, esta vez solo vino a enterarse por las noticias radiales de los siniestros planes para asesinar a figuras públicas por un temible sujeto que está preso por sus órdenes desde hace dos meses. ¿Por qué el cubano habló con tanta facilidad a la radio de sus planes, pero nadie en la Fiscalía pudo ponerlo a hablar de los supuestos crímenes contra candidatos que no parecen suscitar el fervor del llamado establecimiento? ¿Por qué solo cuando el cubano sindicó de tan graves delitos a la ultraderecha, a la Fiscalía le surgió la necesidad de practicarle un examen siquiátrico?

Hay algo en la historia del atentado a Duque que amenaza, pero no a él, sino a la verdad y la coherencia de los hechos.

Adenda. Si Duque y Ordóñez se unieron, no hay razón para que Viviane no hubiera adherido al uribismo a pesar de que la ha despreciado desde siempre junto con su cónyuge. Los supuestos perseguidos y los perseguidores de antaño montaron tolda aparte, se perdonaron y se soportan. Dios los cría.

notasdebuhardilla@hotmail.com

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