Jugar bien

Hernán Peláez Restrepo
27 de marzo de 2018 - 03:00 a. m.

Diego Édison Umaña estaba dirigiendo en Perú y algún día me envió una pregunta sencilla, pero difícil de responder y ante todo realidad: “¿Qué es jugar bien?”. Por supuesto, sin ser erudito en la materia, busqué la respuesta más próxima a la verdad. Sencillamente me apoyé en haber jugado fútbol, no de alta competencia, aunque sí con el anhelo de disfrutarlo, como debe ser. Y apoyado en el hecho de haber visto tanto fútbol. Diseñé lo que entendía por jugar bien.

Hoy en día cuantifican los medios televisivos el porcentaje de posesión de balón en un partido. Un equipo consigue mayor número, pero eso no significa que esté necesariamente jugando bien. Es sólo un detalle de control del juego. Muchas veces quien llega menos a zona de definición gana los puntos. Por descuido del rival, exceso de confianza, como ocurrió con Francia en el primer período de su caída ante Colombia, eso simplemente equivale a decir una verdad de perogrullo. Los partidos terminan cuando terminan, no antes.

Ahora bien, creo que jugar bien, y es difícil para todos sostener ese concepto durante los 90 minutos, es disponer de un sistema defensivo sólido, seguro, ordenado y coordinado en sus movimientos; disponer de un arquero que transmita confianza; un grupo de mediocampistas ejercitados en las coberturas oportunas para sus laterales, cuando estos deciden pasar al ataque o hacia arriba; ser capaces de interceptar las acciones de creación del adversario y, ante todo, entregar, no tirar ni lanzar el balón como sea, sino entregarlo a quien sabe armar salida o jugadas; tener un grupo de dos o tres delanteros rápidos para caer a zonas libres y ante todo definir en jugadas asociadas o rematar a distancia, sea con potencia o colocación.

Sé que si se suman todos estos detalles se debe jugar bien. Para ello, todos los futbolistas deben estar atentos, despiertos y contar con voces que mantengan en alerta a sus compañeros. Muchas veces se ve un equipo “partido”, estirado en el campo, sin tener sentido de asociación, o jugadores distraídos que no encajan en el plan original.

El recordado jogo bonito en Brasil lo inventó un periodista, João Saldanha. Jugar bien es conseguir mezclar belleza, magia, orden y poder ganar. Técnicos como Simeone o el mismo Bilardo sólo confían en ganar, sin importar cómo se juega. Por supuesto, todo es válido, pero está claro que cuando se juega bien está más cercana la victoria, porque jugando mal también se puede ganar, incluso sólo defendiendo. Pero existen, aunque son los menos, los técnicos líricos, aquellos que priorizan el jugar bien antes que ganar.

 

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