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La buena historia no cojea

Santiago Montenegro
28 de septiembre de 2020 - 02:00 a. m.

En una nota que parece justificar el derribo de una estatua de Sebastián de Belalcázar, en Popayán, el diario El Tiempo afirma que “la historia cojea, pero llega”. ¿Toda la historia cojea? Por supuesto que no. La mala historia no solo cojea, no camina, pero hay una historia excelente, incluyendo mucha historia política, escrita por historiadores profesionales y académicos, producto de la consulta de múltiples fuentes y años de estudio, que es muy sólida, aunque eso tampoco quiera decir que sea la Verdad, con mayúscula.

Argumentar, además, que solo ciertos grupos tienen “una honda conexión con sus ancestros” es una afirmación no solo errónea, sino de un paternalismo derogatorio de esos mismos grupos. Todos los seres humanos tenemos una honda conexión con nuestros padres, con nuestros abuelos, con las generaciones que nos precedieron. Precisamente por esa razón, debemos estudiar y conocer la historia, saber de dónde venimos, para que, con base en la deliberación y la crítica de nosotros mismos y la de otros, podamos aprender de los errores y no repetirlos. Esa es la verdadera actitud racional, la que hizo posible el conocimiento objetivo, el conocimiento sin un sujeto conocedor, el que condujo al avance del conocimiento científico y tecnológico, que ha hecho de la modernidad el período de mayor progreso en la historia de la humanidad.

Es un conocimiento basado en la humildad, en el reconocimiento de que todo lo que tenemos se lo debemos a quienes nos precedieron y que puede ser ilustrado con mil ejemplos, pero solo uno basta. Piense, amigo lector, en el GPS, el dispositivo que es tan útil cuando conducimos un automóvil, un aparato que no podría existir sin las ecuaciones que describen la curvatura del espacio-tiempo, de acuerdo con la teoría general de la relatividad que hace un siglo publicó Albert Einstein (1879-1955). Einstein elaboró esa teoría sobre la base de la teoría de la gravitación universal, de Isaac Newton (1643-1727), y sobre la base de la geometría de Bernhard Riemann (1826-1866). Newton, por su parte, siempre reconoció que su gran deuda la tuvo con Galileo Galilei (1564-1642), quien en 1609 inventó el telescopio, lo cual le permitió confirmar que, efectivamente, las órbitas de los planetas eran elípticas, como ya lo había planteado Johannes Kepler (1571-1630). Kepler, a su turno, tuvo su gran deuda con Nicolás Copérnico (1473-1543), quien formuló la teoría heliocéntrica del sistema solar, señalando que la Tierra giraba alrededor del Sol, y no al revés, una idea que rescató de Aristarco de Samos (310-230 a. C.), quien la había planteado 16 siglos antes. Con base en ese reconocimiento, Newton afirmó que “una vez supimos que los planetas no tenían una trayectoria circular sino elíptica, fue evidente que aquello que los movía era la fuerza de la gravedad”. Por eso agregó que si él había podido ver un poco más lejos era porque estaba parado “sobre hombros de gigantes”.

Estas ideas tenemos que recordárselas a los adanistas y a los que creen que con violencia van a solucionar sus problemas presentes. También debemos recordarles la serena sabiduría del presidente Alberto Lleras Camargo cuando afirmó que “no se puede inventar una nación nueva, como si no tuviese cimientos y ruinas y como si los padres no hubiesen existido, trabajado y sufrido sobre ella. Confiad en los que humildemente sienten el peso de los muertos y reconocen que tenemos que continuar”.

 

Alicia(96078)28 de septiembre de 2020 - 11:46 p. m.
Interesante las reflexiones que plantea en el artículo. La ciencia y la historia como bien lo señala se construye sobre los hombros de la humanidad. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, Sebastián de Belalcázar, representa el genocidio de los indios y de la violencia sexual contra las mujeres. Pienso que es mejor no rendir homenaje a personajes tan oscuros
luis(75735)28 de septiembre de 2020 - 07:29 p. m.
No distorsione los procesos históricos para dar una falaz idea de que los que destruyen ventanales y vidrios son los que le hacen daño al pais. Porque no se refiere a la masacre de las bananeras y la muerte de miles de obreros a manos del ejercito por proteger a empresarios norteamericanos, solo porque pedían mejores condiciones laborales?.
hernando(26249)28 de septiembre de 2020 - 11:22 p. m.
D acuerdo con lo q escribes, pero nada d eso justifica celebrar un colonizador violento y codicioso. Lo registramos como historia pero sin celebrarlo.
luis(75735)28 de septiembre de 2020 - 07:33 p. m.
Su comparación es absurda y torpe, con lo cual quiere justificar los grandes males de este mísero gobierno. Su presente de millonario lo hizo olvidar su pasado de pobreza en pasto????. Hay que ser muy mezquino para hablar de historia y salir a estigmatizar a quienes en la calle por justa causa luchan por reivindicar sus derechos. Por qué no haces una columna de Origen de los Derechos Humanos?
Francisco(82596)28 de septiembre de 2020 - 02:54 p. m.
Hola, amigos. Está bien el recorderis, que por lo demás es conocido. Pero ya que toca el tema, ¿por qué no afronta el problema de la historia de Colombia? Está por escribir con las fuentes puestas al día y redactada con responsabilidad crítica. Hay muy buenos aportes, pero los jóvenes estudiantes no tienen una buena herramienta para conocer ni la historia del mundo ni la de su patria.
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