La cuestión no es de método

Augusto Trujillo Muñoz
31 de octubre de 2007 - 09:02 a. m.

Como bien lo dijo hace algunos meses el entonces Director del DANE Ernesto Rojas Morales, las cifras del organismo a su cargo no son para iniciar una polémica sino para concluirla.

Como bien lo dijo hace algunos meses el entonces Director del DANE Ernesto Rojas Morales, las cifras del organismo a su cargo no son para iniciar una polémica sino para concluirla.

Por eso resulta curioso que siga apareciendo una palabrería seudo académica, empeñada en desconocer "a ojo" resultados obtenidos a través de procesos técnicos en el ente que, desde hace casi medio siglo, viene manejando la estadística en Colombia.

Eso es lo que se aprecia en medio de la polémica planteada sobre la deficiente generación de empleo, a pesar de una bonanza de la economía, y de los sacrificios impuestos a la clase trabajadora con las normas sobre flexibilización laboral. La intuición, y también los estudios econométricos, hacen pensar que si hay más actividad económica, debe haber mayores oportunidades de "empleo decente" que, según la expresión de los organismos internacionales, significa bien remunerado, duradero, protegido socialmente, y cumplido en jornadas que no atenten contra la salud.

Tal cosa está dejando de ser cierta. En los Estados Unidos, desde hace dos décadas, se advierte que la relación directa entre crecimiento económico y empleo no se está cumpliendo. Cada vez que la economía inicia un nuevo ciclo de recuperación, lo hace de distinta manera. Aprovecha el avance tecnológico, la modernización de las maquinarias, la eficiencia de las nuevas formas de organización administrativa y empresarial, las técnicas donde la mano de obra requerida resulta menor. Pero además la globalización impone a los empresarios la necesidad de competir universalmente. Por lo tanto nadie está en condiciones de crear nuevos empleos, si tal cosa lo obliga a subir precios.

Este fenómeno, aparentemente propio de las economías industrializadas, ya se ha extendido a los países de menor grado de desarrollo en toda la América. Es tan clara la evidencia, llamada por los expertos como el crecimiento sin empleo, que está destruyendo los sofisticados argumentos de nuestros economistas neoliberles.

Para ellos había resultado hasta ahora fácil montar un tinglado de ecuaciones matemáticas y de fenomenologías denominadas en inglés, para sostener la vieja teoría de las extremas derechas que en el mundo han sido: primero crecer, lo demás vendrá por añadidura. La añadidura es lo social, es decir, el empleo, la distribución del ingreso, la erradicación de la pobreza, en fin, la lucha contra todas esas carencias que hoy acusamos.

Ante la posibilidad de llegar a probar el error de los encumbrados rectores de la economía colombiana, lo primero que se les ha ocurrido es desconocer la realidad mostrada por las estadísticas. Han querido desconocer las cifras oficiales indicativas de una tasa de desempleo estancada, una degradación de las condiciones laborales y una disminución de la proporción de personas, que estando en edad de trabajar, no lo hacen ni buscan hacerlo.

Todo se debe a que el "anterior director del DANE se empeñó en que su nueva encuesta era incriticable", escribió recientemente el académico Juan Carlos Echeverri, iniciado ahora como asesor de grandes empresas. Quisiera él que la entidad encargada de medir el empleo atendiera sus críticas, para ajustar las cifras a su personal deseo y, así, evitar la evidencia de su grave equivocación: recomendar al gobierno en extensos documentos, el recorte de los ingresos laborales, con el supuesto beneficio de generar nuevos empleos.

Parece que el mencionado académico estuviera asumiendo, además, que si las cifras correctas eran las mostradas, también quedaban en entredicho las exenciones tributarias, en cuantías billonarias, hechas a favor de los empresarios con la justificación de crear nuevos puestos de trabajo. No sabría él como animar a los clientes de su naciente empresa de asesoría a inversionistas extranjeros, para que vinieran a este paraíso colombiano de mano de obra barata y bajos impuestos a las empresas.

Consecuente con su criterio profesional, Ernesto Rojas decidió evitar la polémica en lugar de estimularla. Las cifras están ahí, como resultado de un proceso técnico, independientemente de que sean o no políticamente correctas. Rojas ha probado su idoneidad desde hace cuarenta años, cuando el presidente Lleras Restrepo lo llevó, por primera, vez al Dane.

Por todas las anteriores circunstancias es oportuno el pronunciamiento del Procurador Edgardo Maya, en respaldo a las aspiraciones de los sindicalistas, al demandar por inconstitucional la ley que recortó las remuneraciones laborales para beneficiar el aumento del empleo formal. El tema -ese sí- es para debatir, pero la situación social es tan apremiante, que la justicia ha tenido que intervenir a favor de la parte débil de la contratación laboral, como ya lo hizo en el caso del crédito hipotecario para vivienda, a favor de los deudores.

Nada de lo anterior es cuestión de método, como lo sugieren quienes insisten en rechazar las cifras que no les gustan, precisamente para colocar las que les gustan, pretextando razones metodológicas. Algo comparable está sucediendo ahora en la Argentina, donde ya hay investigaciones por "acomodar los números a las decisiones políticas".

Ex senador, profesor universitario

atm@cidan.net

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