La devolución del IVA no es la política redistributiva que Colombia necesita

Columnista invitado
13 de diciembre de 2019 - 08:37 p. m.

Por: David Rodríguez / Federico Corredor*

La Universidad Externado de Colombia acaba de publicar el primer boletín de su Observatorio de Desarrollo y Política Social (ODEPS) y, con el propósito de aportar elementos en la discusión de política, allí abordamos la propuesta de devolución del IVA a los más pobres. A partir del modelo de simulación de impuestos y transferencias COLMOD, encontramos que su costo fiscal estimado es de $2.18 billones al año y beneficiaria a alrededor de 4.2 millones de hogares. Sin embargo, sus potenciales efectos distributivos serian marginales y sus costos administrativos varían de acuerdo con el modo de implementación.

Si cada hogar elegible para la devolución recibe una transferencia por el valor exacto que pagó en IVA, necesariamente los hogares con más ingreso dentro de los pobres recibirán un monto mayor que aquellos aún más pobres. Si alternativamente con el mismo presupuesto se entrega un monto fijo por hogar, estimado por el modelo en $43.300 mensuales, la política es ligeramente más redistributiva y con menores costos de administración.  

Es de resaltar que con programas como (Más) Familias en Acción o Colombia Mayor, el Estado ya llega a 2.5 y 1.2 millones de hogares de bajos ingresos, respectivamente, por lo que buena parte de la infraestructura para hacer efectivo el pago de la devolución del IVA o programas de transferencias similares ya está en su mayoría en pie. Sin embargo, si se busca devolver exactamente lo que el hogar pagó, es claro que el Gobierno en la actualidad no está en capacidad de identificar el monto a transferir, por no mencionar los problemas de agencia que esto traería.

Dado que en ambos escenarios la transferencia no es focalizada, el efecto sobre desigualdad y pobreza es bastante reducido: en el mejor escenario, el coeficiente de Gini de ingresos se reduce de 0.584 a 0.576, la pobreza pasa de un observado de 30,7% a 28,4% y la pobreza extrema disminuye de un 11,5% a un 9,7%. El resultado en reducción de la brecha de pobreza, es decir la distancia para superar la línea de pobreza, no es homogéneo, como es de esperarse: mientras para el 10% de los hogares originalmente pobres, pero de ingresos más altos, la brecha de pobreza se cierra casi completamente, para los hogares en pobreza extrema la brecha se cierra solo un 9%, en el mejor escenario. 

Sería mejor que el Gobierno estructurara seriamente y con calma sus iniciativas, no que éstas sean producto de la improvisación y de la presión por mostrar empatía en medio del descontento popular.  ¿No deberíamos pensar mejor en una política enfocada en mejorar el bienestar de los más pobres entre los pobres? Claro. Se lograría más si se emplearan los mismos recursos en programas focalizados como (Más) Familias en Acción, apartando de la discusión el tema del IVA, que por una serie de infortunios terminó involucrado en el debate. La discusión sobre distribución del ingreso es vital para el país y debe tratarse con seriedad, pues a pesar de que este tema no ha sido prioritario en la agenda del Gobierno, sí hace parte esencial de los motivos que mantienen a la gente en las calles. 

*Profesores U. Externado

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