La hora de James y Falcao

Luis Guillermo Ordoñez
24 de junio de 2018 - 12:00 a. m.

Está claro que James Rodríguez no es Lionel Messi, pero parece que la selección de Colombia lo necesita tanto o más que la de Argentina al 10 del Barcelona.

Desde el partido de eliminatorias con Bolivia en La Paz, en octubre de 2011, el cucuteño ha sido el termómetro del equipo nacional. Cuando brilla, el colectivo funciona; cuando no aparece, sus compañeros lo sienten. Los peores momentos de la era Pékerman han coincidido con malas actuaciones del volante del Bayern Múnich, así como las grandes gestas se han conseguido en buena medida gracias a su talento. En Brasil 2014 fue la cuota de fantasía que nos permitió llegar a cuartos de final.

Por eso preocupa tanto su actual forma física. Para que Colombia pueda vencer hoy a Polonia y el jueves a Senegal es fundamental que James esté bien. Por sus condiciones, claro, porque es quien genera el fútbol ofensivo, pero también por su actitud. Es un competidor y siempre quiere ganar. En la cancha eso contagia. Pocos como él corren a buscar un balón cuando sale de banda para agilizar el juego si se va perdiendo y menos aún sufren las derrotas con tanta intensidad. Su estilo de liderazgo, así como el de Falcao García, no tiene nada que ver con el que tenía el Pibe Valderrama, pues rara vez se les ve apretando o increpando a sus compañeros, pero no hay duda de que tienen ascendencia en el plantel.

El hermetismo en el interior de la selección impide saber a ciencia cierta cómo está el 10. Durante los 30 minutos que jugó contra Japón no dejó buenas sensaciones y seguramente en cinco días las molestias en el gemelo no habrán desaparecido.

Con la selección ha jugado hasta lesionado, con el hombro inestable, así que seguramente será titular en Kazán. Ojalá haya tenido una recuperación adecuada y pueda hacer sus habituales pases de gol y centros precisos. Entrega y actitud seguro no le faltarán, como a ninguno de esta generación, que juega por gloria y no por dinero, pues todos los jugadores tienen el futuro asegurado.

James y Falcao, los dos jugadores más representativos de nuestro fútbol internacionalmente, no pueden irse de Rusia por la puerta de atrás. De ellos depende la victoria de hoy para seguir soñando, más que con ganar el Mundial, con disfrutarlo y hacer que Colombia entera se lo goce.

 

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