La larga espera

No sé por qué los mexicanos dan tanto espacio entre la elección de un presidente y su posesión. En efecto, Andrés Manuel López Obrador fue elegido en julio y solo se posesiona en diciembre, un semestre de espera. ¿Será porque el sexenio, el período presidencial, también es muy largo? Con ese humor que caracteriza a los mexicanos, ellos sostienen que los cinco primeros años son para gobernar y el último… chíngale la madre a quien deje algo.

López Obrador resultó electo luego de dos intentos anteriores en los que, sostiene, le hicieron fraude. Su bandera en esta, como en las otras ocasiones, fue contra la corrupción. El país está tanto o más cansado que nosotros con esa práctica, por lo que aseguran que en México un político pobre es un pobre político. Cuando eligieron a Ernesto Zedillo, tras el asesinato del candidato del PRI Luis Donaldo Colosio, lo llamaron Pedillo… porque salió sin querer. Es que su escogencia fue resultado de debates, transacciones y traiciones en donde el menos interesado fue elegido.

El único antecedente que conozco de una larga espera para posesionarse fue el que se vivió en Colombia después del 9 de abril de 1948, cuando los liberales quisieron adelantar las elecciones para el 27 de noviembre de 1949, nueve meses antes del 7 de agosto. ¡Qué situación tan embarazosa para quien iba y para quien llegaba! Pero la situación política obligó a los liberales a abstenerse de participar en las elecciones y solo los conservadores eligieron a Laureano Gómez. Casi duró más esperando que gobernando. La enfermedad que lo afectó lo obligó a encargar al designado Roberto Urdaneta Arbeláez, 16 meses después de haber iniciado su gobierno.

Todavía le falta a López Obrador para asumir. Y uno que pensaba que en México las cosas eran más de PRI… sa.