Yo soy como el picaflor

La liberación de Colonia

Ricardo Bada
05 de marzo de 2020 - 02:31 p. m.

El 6/3/1945, hoy hace 75 años, el ejército estadunidense conquistó la mitad occidental de esta ciudad donde vivo, asentada a la orilla izquierda del Rhin, y liberó a su población de la pesadilla de los 12 años del Reich que pretendió ser milenario. La última escaramuza con la Wehrmacht fue un duelo entre tanques delante mismo de la catedral, filmado por las cámaras que acompañaban el avance imparable de los GIs hacia el corazón de dicho III Reich. Con ello se acabaron además los bombardeos iniciados “la noche de los mil aviones”, del 30 al 31/5/1942, cuando mil unidades de la RAF (las fuerzas aéreas británicas) arrojaron su carga letal sobre la ciudad y dieron muerte a 486 personas, hirieron gravemente a 5.000 y dejaron sin techo a 45.000 colonienses. Todas esas cifras serían superadas con creces con el “ataque de San Pedro y San Pablo”, la noche del 29/6/1943, cuando murieron 5.000 personas.

A principios de septiembre de 1944, de sus 780.000 habitantes solo seguían en Colonia 445.000, viviendo como podían en sótanos, refugios aéreos y edificios en ruinas. Y después de la conquista de Aquisgrán, a partir del 27 del mismo mes, siguieron bombardeando Colonia sin pausa, hasta finales de octubre. Cuando los GIs llegaron a ella cuatro meses después, encontraron un desierto de ruinas del que sobresalían, como brazos clamantes al cielo, las torres indemnes de la catedral.

Creo que fue Esteban Carlos Mejía, quien se asombró al leer en mi Diario lo de las bombas sin detonar en Colonia, todavía hoy. Le recordé que Colonia fue la ciudad alemana más bombardeada (202 bombardeos) durante la guerra. En mayo de 2015 hubo que evacuar a 25.000 personas para desactivar una bomba de mil kilos detectada a cinco m de profundidad cerca del puente de Mülheim. Y casi no pasa una semana sin que alguna bomba aparezca en el momento en que las excavadoras inician una nueva construcción. Nadie sabe, ni siquiera con ayuda de fotos aéreas especiales, cuántas quedan por desactivar. Un día después de la liberación de Colonia, el ejército estadunidense estableció una cabeza de puente en la orilla derecha del Rhin, en Remagen, el único puente intacto en todo el río, a pesar de que los alemanes lo intentaron volar: recién se cayó una vez que pasaron los tanques gringos. He vivido un año a la sombra del muñón izquierdo de ese puente, hoy convertido en museo, porque el puente no ha sido reconstruido para que quede como recuerdo del espanto de aquella guerra. Y también ese mismo mes, en el campo de concentración de Bergen–Belsen murió Anna Frank, pero esa, diría Kipling, es otra historia.

 

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