La madres de la mafia

Aldo Civico
14 de febrero de 2018 - 02:00 a. m.

¿Hay un acto más dramático y  valiente que la decisión de una madre de renunciar a su hijo por un bien mayor?

Esto está pasando en Italia, precisamente en Calabria, una de las regiones del país más afectadas por el poder mafioso. Allá, varias madres pertenecientes a familias mafiosas voluntariamente están renunciando a criar a sus hijos, para que estos no tengan que crecer en un entorno mafioso. Las lleva a este sacrificio el amor valiente que tienen por sus hijos, y el propósito de interrumpir patrones culturales de violencia.

Es un fenómeno que está ganando fuerza en Italia. Hasta el momento son 20 las mujeres, todas esposas, hermanas o hijas de mafiosos, que recurrieron al presidente del Tribunal para Menores de Reggio Calabria para que les quitara a sus hijos. Así lo hizo por ejemplo Paola, que hoy tiene 35 años. La violencia mafiosa le mató al esposo, a su papá y también a unos tíos. Cuando sus dos hijos tenían respectivamente 12 y 15 años se dio cuenta de que el mayor se la pasaba en internet buscando noticias sobre el clan mafioso de la familia. Un tío que está pagando cadena perpetua se había convertido en su héroe, además, estaba convencido de que ir a la cárcel era un paso obligatorio para ganarse el respeto. A su vez, el menor tenía una obsesión por las escopetas. Paola estaba atormentada. No sabía bien qué hacer, hasta que decidió ir donde el juez y le dijo: “Les entrego mis hijos, llévenselos lejos”. Hoy los hijos viven en una comunidad. El menor está practicando judo y el mayor trabaja en una confitería en una región de la Italia central.

En Italia hay un instrumento jurídico que permite a los jueces quitarle los hijos a la familia de los mafiosos, cuando hay menores cuyo bienestar psicofísico está en riesgo. Hoy ya existe un protocolo bajo el cual el Estado, la Iglesia católica y la asociación antimafia “Libera” trabajan de la mano para garantizar a los hijos de la mafia un futuro distinto. Hay una red de comunidades y de familias que los acogen. “Estamos siendo testigos de una revolución”, observa don Luigi Ciotti, uno de los mayores referentes en Italia en la lucha contra las mafias. “Hay mujeres que están rompiendo códigos milenarios y que por un amor visceral hacia sus hijos buscan otro camino para no criarlos dentro de la cultura mafiosa”.

No es la primera vez que en Italia las mujeres de las mafias son las que protagonizan una ruptura cultural contra sus mismas familias y tradiciones. Es un ejemplo dramático y valiente al mismo tiempo, y que invita a reflexionar sobre el papel que la transformación cultural tiene para combatir de manera efectiva fenómenos complejos como la mafia y el crimen organizado. La represión no es suficiente. Lo que hoy se necesita, también en Colombia, es impulsar estrategias que lleven a una transformación cultural. Por eso pregunto, ¿cómo crear en Colombia las condiciones para que pase algo similar a lo que está pasando en Italia?

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