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La marcha contra los paras

Luis Carvajal Basto
06 de marzo de 2008 - 04:00 a. m.

No creo que esta marcha encuentre tanto eco como la que condenó a las Farc el 4 de febrero

La opinión que no ha salido de la muerte de Reyes y la “crisis” con Chávez va a considerar que se trata de una protesta extemporánea porque los jefes paras están en la cárcel, con la espada de la extradición sobre sus cabezas, no porque se hubiesen olvidado sus crímenes.

Y porque se desmovilizaron más de 30.000. Pero sobre todo, porque a pesar de sus atrocidades, el primer lugar en el ranking de enemigos públicos, según todas las encuestas, lo ocupan las Farc y uno de sus convocantes es asociado por la gente como afín al Partido Comunista, que históricamente ha sido vinculado con las mismas Farc.

Ya era hora de que la ciudadanía se expresara, como lo hizo el 4 de febrero y como seguramente lo va a hacer ahora. Es la forma más directa de participación. Sobre todo cuando se pueden expresar sentimientos, emociones e ideas en libertad, como lo hace posible la democracia colombiana, de la que debemos sentirnos orgullosos.

Otra cosa es el sentido de oportunidad de los organizadores. Hace unos años una convocatoria como esta habría tenido taquillazo asegurado. Ahora, lo más probable es que se parezca mucho a las marchas mamertas que con algunas eternas y aburridas burocracias recorren con desgano las ciudades gritando las mismas cosas de los últimos 50 años. Lástima.

Eso no quiere decir que los crímenes de los paras no se merezcan esta y diez marchas más. O una por cada masacre cometida. Igual que las Farc. El asunto es que en un amplio sector de la opinión ha calado el discurso que explica el origen de los paras en los atropellos de las Farc y el Eln y en la ausencia de presencia oportuna de las instituciones y el Estado. Y en parte es así. O fue, en muchos municipios de Colombia.

Pero también es verdad y es el momento de recordarlo, que el narcotráfico ha sido el insumo fundamental de los paras. El mismo que corrompió a casi todas las esferas de la sociedad. A casi todas, y no sólo a los políticos que se encuentran en la cárcel. Y que a la que hasta hace unos años podíamos llamar guerrilla le dio, como a los paras, poder económico y de fuego.

Pero, quiero repetir que los jefes paras están en la cárcel aunque mucho del narcotráfico continúe, ahora utilizando también las rutas de los países vecinos que aún no conocen bien el monstruo que deberán afrontar. Este asunto no es ideológico, como parecen creer el dúo dinámico Chávez (Batman) y Correa (Robin), que les ofrecen albergue. Se trata de un poder que corrompe todo y que en Colombia comienza a no sentirse en confianza. Muchos, presos o arrinconados. Más de 30.000 desmovilizados. Raúl Reyes murió en Ecuador, el capo Varela en Venezuela. Ese es un mensaje claro de lo que ahora pasa.

Esto, para decir que la Seguridad Democrática ha propiciado unas circunstancias que hacen de Colombia un país diferente al de hace algunos años. Que se han generado  unas herramientas jurídicas criticables y perfectibles que sin embargo son el resultado de unas instituciones que funcionan. Y que son las que tenemos. De acuerdo con esas normas los paras y sus amigos están pagando una penas que siempre serán insuficientes frente a sus horrores.

Pero no es por eso que no saldré a marchar. Es por que saldrán muchos con quienes no comparto su visión de la vida, de Colombia y de las razones de tanta violencia. Y yo, de mamerto, nada.

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